Mostrando entradas con la etiqueta cristianismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cristianismo. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de mayo de 2016

En la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche...Ustedes que pretenden ser justificados en la ley, ¡han quedado desligados de Cristo y de la gracia han caído!

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Abraham y el Cristianismo

Las raíces judías del cristianismo

 Al leer el Nuevo Testamento resulta claro que uno de los asuntos que la iglesia tuvo que enfrentar fue el de su relación con Israel y con las eternas promesas hechas a Abraham y sus descendientes.

Según el testimonio de los evangelios, incluso durante su vida hubo quien asoció a Jesús con Elías, con Juan el Bautista o con uno de los profetas (Mt 16:14; Mc 6:15; 8:28; Lc 8:9, 19).

En sus enseñanzas, Jesús se refirió repetida y constantemente a los textos sagrados de Israel. Lo mismo fue cierto de sus primeros seguidores y de todos los escritores del Nuevo Testamento. Incluso Pablo—el «apóstol a los gentiles», que por lo general comenzaba su misión hablando en la sinagoga de cada ciudad a la que llegaba—en su predicación constantemente citaba la Biblia hebrea; aunque es cierto que siguió la traducción griega que ya existía y, según Hechos, su predicación fue sobre «la esperanza de Israel» (Hch 28:20).

 Según los evangelios, algunos de los líderes religiosos de Israel creyeron ver en Jesús un peligro para su nación y su religión. Para prevenir esto, lo entregaron a las autoridades romanas para que fuera crucificado.

Cuando los discípulos de Jesús comenzaron a predicar—después de los acontecimientos de Semana Santa y Pentecostés—tuvieron que enfrentarse a la oposición de muchos miembros del concilio judío, quienes les ordenaron abandonar esas actividades y los castigaron cuando se negaron a obedecer.

 Conforme el cristianismo se fue extendiendo por el mundo gentil, muchos de sus primeros conversos fueron judíos, además de otras personas a quienes los judíos llamaron «temerosos de Dios» (quienes creían en el Dios de Israel y que seguían la mayoría de las enseñanzas morales de las escrituras hebreas, pero que todavía no estaban listos para aceptar la circuncisión, ni seguir todas las leyes rituales y las dietas de los judíos).

Tradicionalmente, cuando esos temerosos de Dios decidían hacerse judíos, solamente se les aceptaba como miembros del pueblo de Israel a través de una serie de actos que incluían un rito bautismal. Una vez realizado, se les consideraba «prosélitos». Sin embargo, a estas personas temerosas de Dios la predicación cristiana les ofreció una nueva opción. Ahora podían unirse a la iglesia a través de un proceso que también culminaba en un rito bautismal, pero dentro de esa comunidad podían adorar al Dios de Israel sin tener que someterse a las prácticas rituales judías que antes se habían interpuesto en su camino.

A tal grado tantos judíos aceptaron la predicación cristiana—a Jesús como el Mesías prometido—que, por varias décadas, una buena parte de los miembros de la iglesia fue de origen judío.

 Algunos vieron al cristianismo como una nueva forma del judaísmo que parecía hacer más accesible la vida religiosa en medio de una sociedad donde los judíos ortodoxos temían mancharse por su contacto con los inmundos gentiles.

Desde esta perspectiva, el cristianismo parecía ser una forma menos estricta del judaísmo. Sin embargo, esta era la continuación de una tendencia que ya había aparecido bastante tiempo antes entre el pueblo judío. Incluso antes del advenimiento del cristianismo hubo judíos que estaban buscando maneras de construir puentes entre su tradición hebrea y la sociedad y cultura helenistas. Para esos judíos, y no solo para los temerosos de Dios, el cristianismo parecía ser una atractiva alternativa.

Debido a esto surgió un espíritu de competencia y sospecha entre los cristianos y los judíos. Una competencia que por lo general se centró en la cuestión de quién interpretaba las Escrituras correctamente.

Los cristianos reclamaron para sí la Biblia hebrea y acusaron al judaísmo de interpretar mal sus propias Escrituras. Insistieron en que había profecías en la Biblia hebrea que apuntaban a Jesús.

Incluso, entre los cristianos pronto comenzaron a circular listas de «testimonios»: pasajes de los profetas y de los otros libros sagrados de los judíos que, según los polemistas cristianos, predecían la llegada de Jesús y muchos de los acontecimientos de su vida.

En el fragor de la competencia y la controversia, los cristianos comenzaron a culpar a los judíos en general por la muerte de Jesús, y no, como en realidad fue el caso, únicamente a la cúpula religiosa de Jerusalén. Culpar a los judíos por la muerte de Jesús tuvo el doble papel de ser un instrumento útil para los cristianos en su polémica contra los judíos y, al mismo tiempo, les permitió dejar a un lado el hecho de que Jesús había sido ejecutado como un criminal subversivo por el poderoso imperio romano.

 Durante esa polémica y competencia, el judaísmo también se hizo más rígido en su oposición al cristianismo, particularmente después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., que los dejó sin templo e identidad territorial. Hasta ese entonces, el judaísmo había sido la religión de un pueblo que tenía una tierra y un antiguo centro de culto. Así pues, se vio en la necesidad de definirse a sí mismo de una manera que no incluyera el templo ni la tierra, además de competir por un lugar dentro de la multitud de religiones que circulaban en el mundo grecorromano.

En esa competencia, su rival más serio fue el cristianismo, precisamente porque éste tenía raíces judías y reclamaba para sí buena parte de la tradición religiosa de Israel. El resultado fue un nuevo despertar del judaísmo cuyo centro fue Jamnia (hoy Yavneh, en Israel), donde algunos eruditos judíos se dedicaron al estudio y también a polemizar contra los cristianos.

En el año 90 d.C., los rabinos reunidos en Jamnia hicieron una lista de libros oficiales (el canon) de las Escrituras hebreas. Todavía se debate si lo hecho en Jamnia fue sencillamente una confirmación de aquello que los judíos habían creído por largo tiempo, o hasta dónde solamente fue una reacción en contra del cristianismo y su propaganda.

En todo caso, el canon de Jamnia excluyó muchos de los libros más recientes que, por varias razones, también fueron algunos de los más citados entre los cristianos.

 Hoy se nos hace difícil entender los debates y controversias que todo esto provocó. Por largos siglos el cristianismo y el judaísmo han sido religiones con una identidad bastante clara, a pesar de que hayan existido diferentes escuelas, tendencias y grupos dentro de cada una de ellas. Durante buena parte de ese tiempo los cristianos ejercieron el poder político y social, y frecuentemente lo utilizaron para suprimir al judaísmo, para abusar a sus seguidores, y hasta para perseguirlos y matarlos. Sin embargo, la situación fue muy diferente durante los primeros siglos de la era cristiana, porque tanto el cristianismo como el judaísmo estaban tomando forma: el cristianismo por ser una nueva expresión religiosa, y el judaísmo porque estaba aprendiendo a vivir bajo nuevas circunstancias (ya sin tierra y sin templo). Así pues, ni el judaísmo ni el cristianismo eran exactamente lo que son hoy. Y por largo tiempo hubo duda sobre cual sería el resultado final de esa competencia.

 La Biblia hebrea
 Al igual que Jesús, los primeros cristianos fueron judíos, y no creyeron ser parte de una nueva religión.

Estuvieron convencidos de que las buenas nuevas—el evangelio—eran que en Jesús y su resurrección se habían cumplido las antiguas promesas hechas a Israel. En otras palabras, que con ello se cumplía «la esperanza de Israel».

Tal como el libro de los Hechos cuenta la historia, al principio los cristianos ni siquiera pensaron que el evangelio fuera un mensaje de esperanza para toda la humanidad. Solamente después de pasar por algunas experiencias extraordinarias fue que decidieron que esas buenas nuevas también eran para los gentiles.

A pesar de esto, basta con leer las epístolas de Pablo para darse cuenta de que las buenas nuevas para los gentiles consistían en que por la fe ellos también eran invitados a convertirse en hijos y herederos de Abraham. Tal como lo diría Karl Barth en el siglo veinte: que los gentiles podían convertirse en «judíos honorarios».

Como judíos—sin importar que lo fueran por descendencia biológica o por adopción mediante la fe—los cristianos tuvieron una Biblia, la Biblia hebrea.

Esta Biblia fue la que leyeron al reunirse para adorar a Dios, para tratar de discernir su voluntad y el significado de los acontecimientos de que habían sido testigos: la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.

En el libro de los Hechos tenemos varios ejemplos sobre cómo Pablo—y otros cristianos—utilizó las Escrituras hebreas para decir a los otros judíos en las sinagogas que Jesús era el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham, y para invitarlos a creer en él.

Así pues, la primera Biblia cristiana fue la Biblia judía. Fue la que usaron para enseñar, la que usaron en las controversias y la que usaron en el culto. Al parecer, ni siquiera soñaron con añadirle otros libros a las Escrituras hebreas.

 Sin embargo, conforme la primera generación de testigos fue desapareciendo, los cristianos sintieron la necesidad de tener algún medio de instrucción que preservara las enseñanzas de aquellos primeros testigos.

Ya no bastaba con leer los libros de los profetas o la ley de Moisés en la iglesia, también se hacía necesario leer materiales que trataran más directamente sobre Jesús y los deberes y creencias cristianas.

De cierta manera las cartas de Pablo trataron de llenar esa necesidad. Dado que no podía estar presente en todas las iglesias que había fundado, entonces les escribió.

Sus cartas—con la excepción de su nota personal a Filemón—fueron escritas para que se leyeran en voz alta a toda la congregación.

Esas cartas fueron para instrucción, admonición, reto, inspiración, algunas veces para recolectar dinero y fueron dirigidas a iglesias específicas con necesidades específicas.

Aunque no conocía a la mayoría de los miembros, Pablo incluso se atrevió a escribir una larga carta a los cristianos en Roma. Al parecer lo hizo preparando el camino para la visita que tenía planeada a esa ciudad, pero el poder y discernimiento de esa carta fue tal que se siguió leyendo en la iglesia mucho tiempo después de la muerte de Pablo.

De hecho, el impacto de las cartas de Pablo provocó que muchas iglesias las copiaran y las compartieran entre sí, e incluso que las leyeran en los cultos y las usaran paralelamente a la Biblia hebrea como materiales de instrucción. Casi al final del siglo primero, cuando estuvo exiliado en Patmos, Juan «el teólogo» escribió un libro—Apocalipsis—dirigido a iglesias en la provincia romana de Asia. Pero muy pronto comenzó a circular entre otras iglesias de la región, y con el tiempo fue copiado, vuelto a copiar y leído en todas las iglesias.

 Pablo y Juan de Patmos escribieron para ocasiones específicas y, por lo tanto, no escribieron sobre toda la vida y enseñanzas de Jesús. Ellos todavía estaban vivos cuando algunas personas comenzaron a sentir la necesidad de documentos que se pudieran leer en la iglesia. Necesitaban documentos que presentaran toda la vida de Jesús y sus enseñanzas, y que se concretaron en lo que ahora llamamos evangelios. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que el primero fue el de Marcos, al que poco después le siguieron Mateo y Lucas, y al final el evangelio de Juan.

 Cuando estos libros se comenzaron a leer en la iglesia, los cristianos no debatieron si eran «Palabra de Dios» o no, o si eran inspirados. Al principio, parece que ni siquiera consideraron el asunto de su relativa autoridad en comparación con los libros de la Biblia hebrea.

 Simplemente los consideraron valiosos para su culto, en especial para esa parte del culto que principalmente consistía en la lectura y exposición de las Escrituras. Más o menos como a la mitad del segundo siglo, el escritor cristiano Justino Mártir dijo que los creyentes se reunían «en el día que comúnmente es llamado del sol», y que leían «según el tiempo lo permite, las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas».

Así pues, y al parecer sin mucho debate, fue en el contexto del culto que las «memorias de los apóstoles»—o tal vez los evangelios, o los evangelios junto con algunas de las epístolas—comenzaron a igualarse en autoridad con los profetas.

El reto de Marción
 Más o menos por la misma época en que Justino escribió las palabras ya citadas, se suscitó una controversia sobre la autoridad y valor de las Escrituras hebreas. En parte, esa controversia se debió a que algunos cristianos intentaron rechazar todo lo que fuese de origen judío.

Algunos creyentes cristianos se opusieron de tal forma al judaísmo que llegaron al extremo de intentar romper toda conexión entre su fe y la religión de Israel.

Por ejemplo, aunque fue una secta muy poco conocida, los ofitas (seguidores de la serpiente), decían que el verdadero héroe en el huerto del Edén había sido la serpiente porque intentó liberar a los humanos del poder tiránico del Dios de los judíos.

Los caininitas, tuvieron opiniones semejantes, aunque para ellos Caín fue el gran héroe. No está completamente claro hasta qué punto esas sectas hicieron uso de algunas de las doctrinas cristianas. En todo caso, Marción fue el más famoso y el más influyente de entre los cristianos que intentaron desconectarse de todo lo que se relacionara con la fe de Israel.

 Marción nació en la ciudad de Sinope, en el Mar Negro, y fue hijo del obispo cristiano de esa ciudad. Aunque se sabe poco de su juventud, a mediados del siglo segundo lo encontramos en Roma donde sus enseñanzas empezaron a causar gran revuelo.

Con el tiempo, sus seguidores se apartaron de la iglesia y fue así que surgió la iglesia marcionita con sus propios obispos y estructuras. La existencia de ese cuerpo eclesiástico rival fue la razón por la cual Marción fue tan influyente, y la razón por la que algunos de los líderes intelectuales de la iglesia (que escribieron tratados polémicos contra los judíos) también escribieron tratados contra Marción.

 Según Marción, no solamente había un contraste bastante marcado, sino hasta oposición entre el Dios de la Biblia hebrea y el Padre de Jesús.

Ni siquiera eran dos conceptos diferentes sobre Dios, ¡en realidad eran dos dioses diferentes! Según Marción, el Jehová de la Biblia hebrea era un dios inferior, un dios que—ya fuera por ignorancia o por maldad—había creado este mundo y ahora lo gobernaba.

Este era un dios vengativo que insistía en la justicia y en el castigo por la desobediencia, y cuya veleidad se manifestaba en el hecho de que había escogido arbitrariamente a los judíos como su pueblo privilegiado.

En contraste, según Marción, el Padre de Jesucristo—y el Dios de la fe cristiana—se encontraba muy por encima del pequeño dios de Israel, y muy por encima de cualquier preocupación por lo material o el mundo físico.

Este Dios altísimo perdonaba al pecador en lugar de demandar que se le pagara hasta lo más mínimo que se le debía. Éste no era el dios de la ley y la justicia, sino el Padre de amor y gracia, y el que había enviado a Jesús a este mundo de Jehová para salvar lo que se había perdido, es decir, a los espíritus humanos que Jehová había aprisionado en este mundo material que había creado.

 Según Marción, muy pronto la mayoría de los cristianos se olvidaron de ese mensaje, y solamente Pablo, el apóstol de la gracia, conservó el mensaje de amor y perdón del Dios altísimo.

A pesar de ello, Marción decía que hasta los mismos escritos de Pablo habían sido secuestrados por personas que no habían entendido ese mensaje, ni veían el contraste entre Jehová y el Padre. Así que corrompieron las epístolas de Pablo e introdujeron en ellas todo tipo de referencias a la Biblia hebrea y al Dios de Abraham y Jacob.

 Por eso, a diferencia del resto de la iglesia, Marción rechazó las ancestrales Escrituras de los judíos, no porque fueran falsas en el sentido de que faltaran a la verdad, sino porque eran la verdadera revelación ¡pero de un dios inferior!

Fue por eso que se sintió obligado a proponer una nueva Biblia cristiana, una que no incluyera los libros de los judíos o alguna referencia a esos libros por muy positiva que fuera. En realidad ese fue el primer canon del Nuevo Testamento, que incluyó diez epístolas de Pablo y el evangelio de Lucas.

Y es que, según Marción, este último fue uno de los verdaderos intérpretes del mensaje cristiano por haber sido acompañante de Pablo. Sin embargo, ¿qué hacer con las referencias a las Escrituras hebreas que contenían el evangelio de Lucas y las epístolas de Pablo?

Marción dijo que habían sido introducidas en el texto original por «judaizantes». Por lo tanto, los escritos de Lucas y Pablo tenían que ser limpiados de cualquier referencia a la Biblia hebrea o al Dios de los judíos. El resto de la iglesia se escandalizó con esas enseñanzas.

 Aunque es cierto que había conflictos y competencia entre judíos y cristianos, éstos últimos siempre habían reconocido sus raíces judías. La discusión con el judaísmo era sobre el asunto de si Jesús era el Mesías o no, pero nunca si el Dios de Abraham era el verdadero y Dios altísimo, o si ese Dios había creado todas las cosas.

Los textos de las Escrituras hebreas, que hasta ese entonces los cristianos habían empleado para probar a los judíos que Jesús era el Mesías, ahora habían empezado a tener un uso diferente. Es decir, se emplearon para probar que los libros donde aparecían esas declaraciones proféticas en verdad eran la Palabra del mismo Dios que había hablado en Jesús.

Por ejemplo, aunque por mucho tiempo los cristianos habían afirmado que el pasaje de Isaías 53 predecía que el Mesías sufriría (y contra el judaísmo lo habían usado para probar que Jesús era el Mesías), ahora lo usaron para refutar a Marción y probar que lo dicho por Isaías en verdad era Palabra de Dios
DESCARGAR

miércoles, 1 de julio de 2015

Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Es interesante notar que los elementos “pescado” y “fuego” se mencionan siempre en relación con los seguidores de Cristo. Su reclutamiento inicial ocurrió cuando se dedicaban a la pesca. Al final de la historia, Pedro sufrió una derrota ignominiosa alrededor de una fogata ante una sirvienta. Aquí, alrededor de otra fogata, Cristo tiernamente habla con el discípulo apenado y arrepentido.

Con Pedro, Cristo hizo hincapié en el amor. Claro que era imprescindible responder positivamente a la luz que Cristo arrojaba. Los fariseos no lo hicieron. La doctrina que el Hijo enseñó venía del cielo, desde donde él vino a revelar la obra y carácter de Dios.

La doctrina tiene una gran importancia. Pero, al fin y al cabo, uno tiene que enamorarse de Cristo. Este no es un factor adicional a la doctrina, o a la luz. El amor viene por obra del Espíritu, a través de la doctrina y la luz, y crece en una vida de obediencia a ellas. La prueba del carácter cristiano y grado de fe que uno profesa está en el amor que tiene por Cristo.

Pedro el pescador, ya reconciliado con su Maestro, recibió una nueva comisión. La figura que el Señor emplea ya no es de pescador, sino de pastor de ovejas, a las que le encomendó que apacentara. ¡Gracias a Dios por su misericordia! Sin duda, Pedro diría como Pablo: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12).

Durante los momentos cuando confiaba más en sí mismo (Juan 13:37), Pedro había dicho que estaba dispuesto a poner su vida por Cristo. En ese entonces no sabía cuán débil era. Ahora, al lado del mar de Galilea, con un espíritu mucho más humilde, escuchó al Señor prometerle una muerte semejante a la suya. No obstante las dificultades, la oposición y el odio del mundo, o la muerte en forma de cruz, le dijo: “¡Sígueme!”. Dios pudo hacer uso de Pedro como relata Hechos 1 y 2, porque obedeció de corazón lo que Cristo le dijo.

 El Cristianismo Bíblico
El Cristianismo Bíblico es un estudio temático consistiendo de 23 lecciones analizando las doctrinas y practicas del cristianismo durante el tiempo de los apóstoles, a fin de ayudar el lector aclarar, a través de los textos bíblicos, cómo era el cristianismo en su forma original. Link
Cristianismo Bíblico Bajar
Conociendo la Palabra de la Verdad Bajar
La Única Fuente de Autoridad Bajar
El Antiguo Pacto Bajar
El Nuevo Pacto Bajar
Una Comparación de los Dos Pactos Bajar
El Hombre y Dios: El Pecado y la Gracia Bajar
El Mensaje de Salvación: Parte 1 Bajar
El Mensaje de Salvación: Parte 2 Bajar
El Bautismo Bíblico Bajar
La Seguridad de Salvación Bajar
El Espíritu Santo Bajar
Los Dones Espirituales: Parte 1 Bajar
Los Dones Espirituales: Parte 2 Bajar
La Iglesia: Prometida y Establecida Bajar
La Adoración de la Iglesia: Parte 1 Bajar
La Adoración de la Iglesia: Parte 2 Bajar
La Organización de la Iglesia Bajar
Las Responsabilidades de los Miembros Bajar
Las Disciplina Congregacional en La Iglesia Bajar
Una Reseña Histórica a través de los Siglos Bajar
La Glorificación de la Iglesia Bajar
La Sana Doctrina y los Maestros Falsos Bajar

DOWNLOAD HERE>>>
http://claudioxplabibliadice.blogspot.com/2015/07/entiendes-lo-que-lees-el-dijo-y-como.html

jueves, 3 de abril de 2014

Pedro y Roma: Una dupla nada saludable

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


¡Hostilidad!
1 Pedro 1:1–5
Corría el año 64 d.C. en la ciudad de Roma. Ese verano, un incendio destruyó gran parte de ella. Muchos creían que el mismo emperador Nerón era responsable del siniestro. Sin embargo, para evitar el odio del pueblo, el soberano culpó de la tragedia al pequeño pero creciente grupo de los llamados cristianos, dando inicio así a una época de tremenda persecución contra ellos a todo lo largo y ancho del imperio romano.
Hasta entonces, el cristianismo se había considerado como una secta procedente del judaísmo, religión que las autoridades toleraban. No obstante, fue precisamente en esa época que el movimiento tomó su identidad singular y fue terminantemente prohibido. De repente, los creyentes empezaron a ser considerados como criminales, lo que provocó olas de represión y persecución por causa de su fe.
En tales circunstancias, el apóstol Pedro sintió la necesidad de escribir esta carta. Los destinatarios se hallaban muy lejos de Roma porque eran habitantes de Asia Menor. Probablemente por eso todavía no experimentaban la persecución en forma grave, pero sí eran objeto de hostilidad y burlas por parte de sus coterráneos. El escritor les advierte que tendrían que soportar sufrimientos mayores.
Pocos años después, tanto Pablo como Pedro fueron ejecutados en la misma ciudad imperial a consecuencia de las persecuciones de Nerón.
AUTOR Y FECHA
El escritor se identifica en el primer versículo como “Pedro”. El contenido de la enseñanza también manifiesta que él es el legítimo autor porque se asemeja a los mensajes que dio en el libro de los Hechos. Asimismo, algunos pasajes de la carta muestran que conoció personalmente la vida de Jesús.
Algunos han argumentado que es imposible que Pedro, que era pescador en Galilea y que no había tenido ninguna educación formal, se expresara en lenguaje tan rico y estilo literario tan elevado. No obstante, había predicado y enseñado en el mundo griego por muchos años antes de enviar la carta. Además, es muy factible que Silvano (5:12) no solamente fuera el mensajero que entregó la misiva, sino que también fuera su secretario y posiblemente contribuyera a la redacción de la misma.
La carta fue enviada aproximadamente por el año 63 o 64, tal vez un poco después del inicio de las persecuciones de Nerón.
Se conocen más datos acerca de las experiencias y personalidad de Pedro que de los demás discípulos de Jesucristo. Es provechoso estudiarlas en los evangelios y darse cuenta de su posición de liderazgo. Era el vocero de los apóstoles y mostraba entusiasmo y lealtad para Jesús y su misión.
No obstante esto, es evidente que no había comprendido lo que Jesús enseñaba sobre el sufrimiento y no aceptaba que el Señor tuviera que padecer ni que sus seguidores tuvieran que sufrir. No fue sino hasta después de la resurrección que Pedro manifestó una comprensión más clara del propósito redentor de Jesucristo mostrando un valor extraordinario. Había sido profundamente transformado. Al escribir esta carta ya tenía treinta años de experiencia en el ministerio por lo que habla con gran madurez acerca de los padecimientos en la vida de los cristianos.
Después del concilio de Jerusalén (Hechos 15), el Nuevo Testamento no menciona mucho acerca de las actividades de Pedro. Probablemente trabajó en Asia Menor, en las zonas que se mencionan en 1:1, Ilegando a Roma en los últimos años de su vida.
SITUACION HISTORICA
Primera de Pedro está dirigida a los cristianos que vivían en cinco de las provincias romanas (1:1) situadas en lo que ahora es el país de Turquía y la misiva debía hacerse circular entre todas las congregaciones de esa región
El contenido indica que los destinatarios no estaban experimentando persecuciones insoportables y que todavía las autoridades locales premiaban la buena conducta. Sin embargo, Pedro les advierte de persecuciones futuras más serias. De esto entendemos que posiblemente los cristianos de Roma ya sufrían el furor de Nerón pero la ola de represión no había Ilegado a las provincias lejanas donde vivían los recipientes de este mensaje.
En 5:13, Pedro manda saludos de los que están en “Babilonia”. A través de los siglos se ha discutido si se refería esa ciudad específicamente, la cual estaba situada al margen del Río Eufrates, o a la Roma imperial. En épocas posteriores, algunos Ilamaron a ésta última con el nombre de la primera. Si Pedro escribe desde Roma y las persecuciones ya habían comenzado en esa capital, esto explicaría que Pedro usara la palabra como una clave para que no se supiera dónde estaba. Sabemos que vivió en Roma los últimos años de su vida donde según las tradiciones, murió crucificado cerca del año 67 d.C.
PROPOSITO Y TEMA DE LA CARTA
El autor se dirige a creyentes que estaban bajo presión por parte de la sociedad en que vivían. Además, sabía que la situación empeoraría por lo que les escribe para enseñarles como debían conducirse bajo esas circunstancias difíciles. Cuando uno vive en un ambiente hostil, la prioridad es sobrevivir y tratar de actuar y hablar de tal manera que se evite en lo posible el peligro. Es un desafío muy grande honrar a Dios en medio de circunstancias adversas. Junto con estas instrucciones va el propósito de animarles.
HOSTILIDAD > SUFRIMIENTO > GLORIA
Con lo anterior en mente, analiza la relación que existe entre el sufrimiento y la gloria, haciendo hincapié en la agonía de Cristo y la victoria que resultó de ella. La carta relaciona la doctrina cristiana con la conducta del creyente basándose en el ejemplo del Hijo de Dios y enseña que el padecimiento es normal y algo que debe esperarse. La conducta santa y paciente que nuestro Señor demostró en medio del tormento es el modelo que debemos seguir. Después de las penas, Dios promete victoria y gloria a los que sufren por su nombre.
ORGANIZACION DEL LIBRO
Después de un breve saludo (1:1–2), el autor desarrolla su enseñanza en cuatro etapas. En primer lugar, Pedro enseña que el cristiano que sufre debe recordar y tener la certidumbre de que en el futuro, recibirá grandes bendiciones.
A continuación incluye una sección de exhortaciones acerca de las responsabilidades de quienes experimentan la hostilidad de los demás. El énfasis está en que el creyente necesita ser humilde y tratar de seguir haciendo el bien a los que están en su contra.
La tercera sección afirma que el creyente no debe ser acusado de mala conducta, sino por el bien que hace y que ha de sentir gozo por ello, sabiendo que Dios le dará bendición porque padece por ser cristiano. La carta termina con una serie de instrucciones para los líderes, los jóvenes y la congregación en general.
Salutación 1:1–2
I.
El creyente que sufre debe recordar su esperanza y ministerio. 1:3–2:10
II.
El creyente tiene el deber de permanecer sumiso aunque sufra injusticias. 2:11–3:12
III.
El creyente que sufre por su buena conducta será bendecido. 3:13–4:19
IV.
El autor explica los deberes de una comunidad que pasa por pruebas. 5:1–11
Conclusión 5:12–14
VIVA SEGURO EN UN MUNDO INCIERTO 1:1–5
Los versículos 1–2 del primer capítulo son la salutación y es en donde se identifican al autor y los destinatarios. Asimismo se describen las circunstancias problemáticas en que vivían quienes reciben la carta. Generalmente, dispersión se refería a los judíos que desde los tiempos del exilio en Babilonia vivían fuera de Palestina. Pero aquí se refiere a todos los cristianos (judíos y gentiles) esparcidos por las cinco provincias romanas del norte de Asia Menor.
¡PENSEMOS!
Cuando una persona viaja a un país extranjero, ¿Cuáles son los factores que le hacen sentir inseguro? ¿Qué cosas le pueden ayudar para que se sienta tranquilo, aunque esté lejos de su hogar o país?

Rechazados por el mundo (v. 1).
Los judíos cristianos habían sido literalmente expatriados y tenían que vivir lejos de su nación. De la misma manera, a todos los creyentes nos pasa lo mismo en lo espiritual. Primera de Pedro 2:11 y Hebreos 11:13 enseñan que somos “extranjeros y peregrinos en la tierra” porque vivimos lejos de nuestra patria celestial en donde se encuentra nuestra verdadera ciudadanía.
Por esa razón, tenemos que habitar en medio de una sociedad que no nos acepta; en un mundo que no ofrece seguridad. Todo cristiano está expuesto a los caprichos de otros y a peligros e injusticias de parte de los que no honran a Dios. Cristo dijo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:18–19).
Escogidos por Dios. (v. 2).
El creyente no encuentra su identidad y sentido de pertenencia en el mundo que lo rodea, pero tiene la seguridad de que Dios lo ha seleccionado para ser de él y darle una ciudadanía en el cielo. Cuando se siente sólo y perdido dentro de la gran masa de una sociedad que no lo entiende y que está en su contra, debe recordar que Dios se fijó en él, lo escogió y lo amó; es un tesoro que el Señor ha tomado para sí mismo.
Este versículo especifica los pasos sobrenaturales que el Altisimo dio con el fin de salvarnos, indicando que cada una de las personas de la divina Trinidad participó en ese proceso.
1)     El Padre seleccionó al individuo para salvarlo: fue elegido según la presciencia de Dios.
2)     El Espíritu Santo nos apartó para el Padre Celestial y obró para llevarnos a creer en Cristo iniciando el proceso de santificación.
3)     El resultado de la obra del Padre y del Espíritu, es que el individuo respondió al llamado a la salvación y obedeció a ese llamamiento (1:22).
4)     La sangre de Jesucristo se “roció”, o derramó en su muerte para limpiar o perdonar los pecados.
 
La presciencia de Dios no sólo enseña que él sabía de antemano quien sería salvo. En la Biblia esto significa que así lo decidió desde antes de la creación del mundo (2 Tesalonicenses 2:13–14, Efesios 1:4–5; compare la palabra “conocer” en Amós 3:2, Hechos 2:23 y Romanos 11:2). Es un misterio que no se comprende totalmente, porque las Escrituras enseñan también que el individuo necesita oír el evangelio y confiar en Cristo como su Salvador. No fue el hombre el que tomó la iniciativa para buscar a Dios, sino que él nos buscó primero. Siempre hay que recordar que la salvación comenzó con el Creador y depende únicamente de él.
El creyente se siente maravillado, con actitud de gratitud y adoración cuando se da cuenta de que es objeto especial del amor y selección del Rey del Universo y porque las tres divinas personas intervienen realizando una serie de obras esenciales para que cada individuo llegue a conocer a Cristo. Sólo por esta maravillosa obra de la gracia de Dios puede un hombre o mujer pertenecer al Señor y llegar a ser ciudadano del cielo (Filipenses 3:20). Por eso debemos sentirnos seguros y animados aun en medio de la hostilidad que encontramos en el mundo.
¡PENSEMOS!
Lea los versículos 3–5 y busque las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué derecho tiene el creyente de recibir una herencia? ¿Qué impulsó a Dios a salvarnos? ¿Dónde está la herencia? ¿Cuándo la recibiremos? ¿Qué nos asegura la herencia?
Hechos hijos de Dios (v. 3).
Esperanza es una palabra clave en este versículo. El que está en peligro y se siente inseguro e intranquilo, la necesita urgentemente. Esta cualidad no da lugar a dudas, como la persona que dice “Espero que así sea”. La esperanza como se usa en la Biblia es algo concreto que Dios ha prometido y por lo tanto, respalda y es segura. Puesto que el Señor afirma esto, entonces cada cristiano puede sentirse maravillosamente optimista con respecto al futuro. Si el presente no nos ofrece seguridad y optimismo, entonces necesitamos esperar algo bueno en los días que vendrán. ¡El cristiano tiene un porvenir maravilloso! Enseguida veremos por qué.
Pedro alaba a Dios en el versículo 3 porque él hizo un milagro especial. Nos hizo nacer de nuevo cuando confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador. Su enorme compasión condescendió con los necesitados y decidió regenerarnos (Juan 3:7, 2 Corintios 5:17). Esta misericordia es amplia y suficiente para cubrir cualquier necesidad del hombre o la mujer por más pecadores que sean.
Pedro habla de la resurrección de Cristo como el único medio de la salvación; además por su muerte nos dio nueva vida. Eramos esclavos del pecado, pero gracias al sacrificio y resurrección de nuestro Redentor, obtuvimos una nueva existencia.
Hechos herederos. (v. 4)
Nacer en la familia del Padre Celestial tiene consecuencias positivas. Entre ellas se encuentra la de que nos convertimos en herederos de Dios. ¿Cuál es la herencia del creyente? En primer lugar, una personalidad distinta, porque llegaremos a ser como él (1 Juan 3:2); además, participaremos de su gloria (Romanos 8:29–30); recibiremos vida eterna (Marcos 10:17) y el reino de Dios (1 Corintios 15:50). Nuestros cuerpos resucitarán (Filipenses 3:20) y por último, Pablo dice que “todo es vuestro” (1 Corintios 3:21–23). Esta herencia no puede ser destruida, es incorruptible, no tiene defecto, porque es incontaminada, no se consume ni se gasta con el tiempo, es inmarcesible.
Preservados por el poder de Dios (v. 5).
El versículo anterior subraya la permanencia de la herencia que Dios nos ha reservado, en este, Pedro afirma que el poder divino nos protege para que lleguemos a gozar de la herencia prometida. El creyente está circundado, rodeado, como si fuera por una compañía de soldados. El poder del Creador pone un cerco alrededor de sus hijos con el fin de preservarlo de cualquier poder que trate de destruir su relación con su Señor. El futuro del cristiano y su herencia son tan seguros que Pablo dice que ya hemos sido glorificados (Romanos 8:30). Lo único que falta es la revelación pública de nuestra gloria la cual será manifestada.
Un hombre de Dios exclamó, “¿Quién puede quejarse de los problemas durante el viaje si el camino se dirige a casa?” Viajar por un país extranjero tiene sus peligros, amenazas y produce nerviosismo, pero el cristiano está seguro en el poder del Padre Celestial. No tiene nada que temer ni dudar porque el Altisimo lo ha escogido. La Santa Trinidad intervino para redimirlo y está esperando la herencia gloriosa que recibirá cuando llegue a su patria y hogar celestial. ¡Tiene una grande esperanza y optimismo!
¡PENSEMOS!
¿Qué experiencia o problema difícil hace que usted se sienta inseguro? ¿Es posible que se haya concentrado más en el problema que en Dios? ¿Le ayuda recordar que él le salvó y que usted es un amado hijo de él? ¿Cuál es la bendición futura que le da a usted más confianza y gozo? ¿Qué puede hacer ahora para agradecer al Rey del Universo esta seguridad?

jueves, 11 de octubre de 2012

¡El mismo Dios?: Para reflexionar y evitar errores

biblias y miles de comentarios
 
El Islam el Judaismo y el Cristianismo ¿el mismo Dios?

Millones de personas desconocen qué es el Islam, algunos confunden a Alá con Jehová o a Mahoma con Jesucristo ... Aqui encontrará un resumen de qué es que y quién es quien. Comparta esta información.



¿Qué significa Islam?
La palabra Islam, la que Mahoma (el creador de este culto) utilizó para llamar su nueva religión era ampliamente usada antes que se le ocurriera a una de sus esposas el echar a andar esta religión.
Esta palabra significaba "desafío a la muerte, heroísmo; morir en batalla, someterse, sumisión" Es obvio, que si Mahoma usó esta palabra para designar su movimiento religioso, éste estaba interesado en darle un matiz bélico a su nueva "religión". La guerra es el idioma del Islam.
¿Legitimiza el Corán el terrorismo?
El Corán enseña que Mahoma dijo: "Con aterrorizar a mis enemigos, yo logro una victoria que solamente puede ser lograda con una marcha de un ejército en un mes.' Por lo tanto, cualquier método terrorista es un medio legítimo para manipulación no sólo de sus asherentes sinó de los "infieles" quienes no comulgan con la crueldad que esconde este culto..
Si la palabra Islam significa "sumisión ó sometimiento" a Allah, la pregunta obligada es:
¿Quién es Allah?
En el momento en que se escribió el Corán, Allah era el nombre del dios luna, el dios jefe de la tribu Quraysh en la ciudad de Meca, que era la tribu a la que pertenecían Mahoma y una de sus esposas (recordemos que Mahoma de entre sus míltiples esposas era lo que para cualquier sociedad moderna es considerado un pedófilo, tomando entre sus esposas a una niña de 8 años ... pero ese es otro téma. La pedofilia en el islam en pleno siglo XXI existe y se intenta "regular" de modo que un adulto de sesenta y tantos años puede casarse con una infante "siempre que no tenga relaciones con ella") Este sórdido tema se intenta regular para intentar "mejorar la imagen" frente a los ojos de occidente acerca de las aberraciones que esta religion que nació 600 años después de Cristo permite abiertamente.
Ahora hablamos del siglo 6 y 7 después de Cristo, y el territorio en donde esto sucedía era Persia, que en parte, ahora se llama Arabia Saudita.
Al principio, el nombre era "Al Ilah", que significa "el dios" en la lengua árabe. Luego este nombre cambió a Alilah, y más luego cambió a Allah.
Para la tribu de Mahoma y una de sus esposas, la tribu Qurays, el nombre Allah significaba "el dios luna", que era su dios, y convenientemente era el "jefe de los dioses", pero existían numerosos otros dioses, y esta misma tribu, incluyendo la familia completa de Mahoma adoraba a por lo menos otros 360 dioses adicionales apenas semanas, meses y años antes que Mahoma recibiera su "mandato divino" (y la sugerencia de su esposa) de destruir todos los demás dioses e instaurar adoración a solamente el dios principal al que desde décadas habían adorado, "Al Ilah", el "dios luna".
En base a esta simple explicación históricanos podemos percatar de dos cosas, que el Islam es efectivamente una religión actualmente monoteísta y de la falsedad de que el islam sea una religión no idolátrica. Una de las caracteristicas del islam es el decorar sus templos o "domos" con versos sacados de su libro, el Corán. Sin embargo ignorantemente la mayoria de los musulmanes adoran al dios Luna ...
Las pruebas de su idolatria hacia la luna esta en el símbolo patrio de los países regidos por esta religión, tanto en banderas como emblemas, e incluso en sus templos: Domos que en forma cualquier niño puede denotar su similitud con la luna hasta en los colores con los que éstos son pintados.
¿De dónde vienen los árabes?
Como todos los demás árabes, la tribu de Mahoma, la tribu Quraysh, era descendiente de Abraham en virtud a ser descendientes de Hagar, la criada (empleada) de Sara, quien es su verdadera y legitima esposa. Este Hijo ilegítimo de Abraham con Hagar llamado Ismael es el padre de todos los árabes. Ver Génesis 16 para más detalles.
Abraham es el padre tanto de los hebreos así como de árabes, por lo tanto Arabes y Hebreos (judios) son hermanastros lo quieran o no es asi y nadie puede cambiar la historia...

Los miembros del Islam se identifican a sí mismos como "islámicos", que significa "aquellos que se someten" a Allah, y ésta no es más que una religión que equivocadamente se ha relacionado con el Dios Abraham, Isaac y Jacob, Yáhwe. El Islam fue planificado 600 años despues de Cristo como un intento de adorar solamente a un "dios único" o "jefe" de la tribu de Mahoma, el dios luna.
Esta es la razón por la que usted puede ver que una gran cantidad de las banderas de países islámicos, todas las cimas de sus mezquitas, y el símbolo oficial de la religión islámica es… una media luna ...
Esta misma luna creciente usada hoy por la religión islámica es el mismo símbolo usado por los Sumerios, que adoraban al antiguo "dios luna".
Los arqueólogos han encontrado envases y vasijas de cerámica usada por los antiguos Sumerios en sus templos zigurates en Ur y en Babilonia, que eran ciudades importantes del Imperio Persa, donde también se desarrolló el Islam moderno.
Hace cuatro mil años había una leyenda que decía que existía una nave marina en la que el dios luna se "paseaba por el cielo."
¿Puede notar alguna relación entre el Islam y la luna?
Pero los árabes no eran los únicos en considerar a la luna como un dios. Muchos de los pueblos que rodeaban a Israel, mucho antes del nacimiento de Jesús, siglos antes del nacimiento de Mahoma, allá en los primeros años de la formación del Pueblo de Dios, el Pueblo de Israel, ya Dios enojado con Israel y les advertía que tenían que cuidarse de no dejarse contagiar o influenciar con la práctica abominable de sus vecinos que adoraban al Sol y a la Luna.
"No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército del cielo, no te dejes seducir, no te inclines ante ellos y no los sirvas, porque Jehová, tu Dios, los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos." Deuteronomio 4:19
"Reedificó los lugares altos que su padre Ezequías había derribado, levantó altares a Baal e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab, rey de Israel. Adoró además a todo el ejército de los cielos, al sol y a la luna, y rindió culto a aquellas cosas. Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la que Jehová había dicho: «En Jerusalén pondré mi nombre». Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová." 2 Reyes 21:3-5
Una gran mayoría de los templos islámicos tienen una inmensa cúpula o domo pintado de amarillo-luna, tratando de reflejar la relación intrínseca existente entre el dios de la tribu de Mahoma, de su esposa, de su padre, de sus tíos, etc. y el Islam, la religión fundada por él.
 

Conclusión : Satanás siempre ha querido imitar el Plan de Dios y siempre ha intentado confundir a sus hijos. El hecho mismo de que se haya creado una religión que es TOTALMENTE opuesta a la de Su Pueblo, es una evidencia que en los orígenes del Islam existe un plan macabro que no podemos ignorar.

DIFERENCIAS FUNDAMENTALES
ISLAM/CORÁN (Allah) JUDAÍSMO/CRISTIANISMO/BIBLIA (Yáhwe)
Creen en un único dios de entre los más de 360 dioses árabes originales llamado Alá. Génesis mantiene la doctrina fundamental de un único Dios. Sin embargo Dios para los Judios se manifiesta "pluralmente" en idioma hebreo donde "Elohim" es plural en Génesis 1:1. Sin embargo para los Cristianos Dios no es Trinidad, sinó TRI-UNO, es decir Dios manifestándose en tres personas que son una sola. Génesis 1:26 y Genesis 3:22 lo deja de manifiesto al referirse Dios mismo a "nosotros" en una conversación entre El Padre, El Verbo, y El Espiritu Santo. Para el ser humano común es incomprensible esta forma de "un Dios en tres personas", pero para Dios ésto no lo es y por lo tanto esta en su soberanía el revelarnos detalles de si mismo o no.
Niega la deidad de Jesús y estan en espera de un "mesías árabe" ... Los Judios no creyeron que Yáhshua ha Mashía (Jesucristo) era el Mesias que vino a ellos y no le recibieron. Gracias a esto Dios abrió las puertas a los gentiles para que todo aquel que cree en su hijo Yáhshua ha mashía (Jesucristo) sea salvo sin obras ni sacrificios, sino por fe.
Niega que Israel/Jacob sea el Pueblo de Dios. Para ellos Medina es su capital y la Cabba en la Mecca es su centro neurálgico de procesión al que esta obligado todo musulmán a peregrinar una vez en su vida.
Jerusalén no tiene ningun valor para esta religión, sino que solo reclama algunos lugares sagrados como el monte Moria (La cúpula de la Roca) donde Abraham fue probado por Dios. Sostienen que Ismael, no Jacob, y sus descendientes son el pueblo escogido por "Dios"
La Biblia es no sólo La ley y los Profetas, sino que además es el relato histórico de la humanidad. Dios hizo un pacto sempiterno con Abraham y su desendencia en la persona de Isaac, hijo legitimo de Abraham y Sara. Pacto ratificado con Isaac, luego Jacob, a quien Yáhwe cambió el nombre a Israel. A través del cual serían benditas todas las naciones de la Tierra. Y asi es desde dos puntos de vista. Desde el punto de vista material todos los grandes genios de la historia son Judios. Medicina, ciencia, tecnología, etc. Y lo más importante y la mayor bendición sobre la tierra: El Nacimiento de Yáhshua ha Mashía (Cristo Jesús). Es el Propio Jesucristo quien declara dos cosas a meditar:"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida " y "La salvación viene de los Judios"...
Para Judios y Cristianos Jerusalen es la ciudad sagrada y trono de David. Desde Jerusalen Dios mismo reinará a las naciones.
Reclama a Meca como la ciudad escogida por "Dios" Sostiene con claridad absoluta que Jerusalén es la ciudad escogida de Dios
Jesús es mencionado en el corán como un "profeta más..."
Desconocen deliveradamente su deidad, su muerte, resurrección y ascención.
Mahoma como otros líderes religiosos jamás ni resucitó ni ascendió ni levantó muertos ni sanó enfermos ...
Jesucristo (Yáhshua ha Mashía) es el corazon de la humanidad. Para los judios es piedra de Tropiezo, para los creyentes, Salvación por fe.:
"Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios." (1°Corintios 1:21-24)
Niega la necesidad de salvación y arrepentimiento de pecados. Para el Corán el mayor honor es "morir por Alá" y al morir creen en un paraíso en que les esperan muchas cuncubinas ... una forma bastante carnal de ver la espiritualidad por cierto. Para el Islam existen los musulmanes y los infieles y dentro de la estrategia musulmana esta el exterminio de todos los infieles. Esto incluye a todos los cultos sin excepción. Para los judios (regidos por el antiguo pacto) es importante la Ley y los Profetas, es decir las obras cobran mucha importancia asi como la piedad de modo de alcanzar la salvación.
Para el cristianismo, por no estar regidos por la Ley, sinó por la Gracia, la salvación se adquiere por fe en Yáhshua ha Mashía (Jesucristo), el arrepentimiento y no las obras. Las Buenas obras son tan solo el resultado de una persona arrepentida, que ha aceptado a Jesucristo y es salva.
Por lo menos para los varones, promete una eternidad sumida en el sexo poligámico con 72 vírgenes Promete eternidad en paz con Lucifer (satanás) y sus demonios encerrados por lo que ya no engañaran a las naciones ni habra maldad. La paz será en todo nivel de la creación. El cordero se echará junto al león y ambos comeran yerba.
Sostiene como fundamento vital pagar ojo por ojo y diente por diente Ordena pagar el mal con el bien. No nos exige obras, pero quienes las hagan (los salvos) recibiran recompensas. El Señor Jesucristo siempre habla de las recompensas para quienes actúen bien o mal. Pero lo más importante es ser Salvo creyendo en Él.
¿Puede ver la tendencia en el Corán?
¿Puede notar que "Alá", el dios del Islam NO ES el mismo Dios Bíblico?
Esta lucha entre el Diablo y Dios comenzó hace aproximadamente 6,000 años. Hoy continúa con mayor intensidad que nunca en contra de la humanidad por tratarse de la más amada creación de Dios.
Antes, Dios nos advertía que no creyéramos en dioses falsos.
Creer y afirmar que Allah o "Al Ilah", o "Alilah" o el "dios luna" es el mismo Jehová de la Biblia es abominación pues usted al haber leido este articulo ya no puede disculparse ante Dios y decir "yo no sabía".
Una búsqueda en Google usando el criterio "banderas islámicas" da el resultado siguiente:
 
¿Puede ver algún modelo o alguna relación, aunque sea pequeña entre el Islam y el "dios luna"?


https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html