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martes, 26 de abril de 2016

El es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su Naturaleza, Quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Aliementemos con pastos frescos al rebaño del Señor
La definitiva revelación en Cristo
Hebreos 1:1-3
1:1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo.  3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados,  se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Jesucristo y la última profesía
LA ÚLTIMA REVELACIÓN EN JESUCRISTO
Hebreos 1:1-3

Sin saludo u otro preliminar, el autor de Hebreos declara la tesis de su obra. Afirma que Jesús, el Hijo de Dios, es la revelación final de Dios, superior a toda revelación anterior. Luego enumera siete hechos acerca del Hijo.

Esencial al pensamiento de Hebreos es el hecho de que Dios…ha hablado
A través de los siglos, no ha dejado al hombre ignorante de su naturaleza o de su voluntad. Dios es un Dios que se revela, que quiere que lo conozcamos. Constantemente está hablando, buscando al hombre, dándose a conocer. Porque Dios ha hablado podemos tener una relación personal, y podemos entender la naturaleza de su creación y el propósito de Dios para nosotros y para nuestro mundo.
Joya bíblica
Dios…en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo (Hebreos 1:1a, 2).
Pero ahora, ha dado su revelación final. Los primeros dos versículos de Hebreos mencionan cuatro contrastes entre las revelaciones del pasado y la revelación final en Jesucristo. 

- Primero, aquellas eran parciales: muchas veces traduce una palabra que significa lit. “en muchas porciones o fragmentos”. La revelación del Hijo, por implicación, es completa.
- Segundo, aquellas revelaciones se dieron en otro tiempo o hace mucho; esta llega en estos últimos días, en el momento crítico cuando Dios finaliza la edad, trayendo la bendición escatológica y el juicio. 
- Tercero, aquellas vinieron de muchas maneras, pero esta viene por la única manera adecuada a una revelación completa: el Hijo. No habrá otra revelación de Dios después, porque la revelación en Jesucristo es la revelación de los últimos días, y porque no hay un mensajero superior al Hijo que se pueda enviar. El vocablo profetas no se debe limitar a los libros que llamamos proféticos en el AT. El autor se refiere a todas las personas que recibieron un mensaje de Dios y lo transmitieron a otros. Según el cap. 3, uno de los principales profetas en este sentido era Moisés, y el cap. 11 menciona a otros que mediaron el mensaje de Dios en otro tiempo
- Cuarto, aquellas revelaciones eran muchas; esta es una. En el pensamiento de Hebreos uno es mejor que muchos porque tiene unidad; una proliferación implica la insuficiencia de miembros de la serie. Estos cuatro contrastes básicos se desarrollarán en toda la carta.

Un ejemplo de la belleza retórica de Hebreos es el hecho de que cinco de las palabras en el gr. de 1:1 empiezan con la letra pi. Este fenómeno, llamado aliteración, es común en Hebreos.

Hebreos ataca directamente la tentación de regresar a la religión anterior. 
Si bien es cierto que Dios ha hablado a los padres, el mismo Dios ha hablado ahora a nosotros. ¿Cómo podemos preferir la revelación anterior e inferior a ésta que nos vino por medio del Hijo? 

Nuestro autor ilumina la superioridad del Hijo con siete características o acciones de él.

1. Dios lo hizo heredero de todo
Hay solamente un Hijo, y su control se extiende a todo. No debemos entender heredero en el sentido de recibir una herencia cuando muere su dueño. El trasfondo de la expresión es más bien el AT, en el cual el hijo mayor tiene autoridad sobre toda la hacienda del padre. Ya que la hacienda de Dios es toda la creación, el Hijo es Señor de todo. 
Tal vez el autor quiera que sus lectores recuerden el Salmo 2:8: Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra. En 1:5 se apoya esta alusión, porque cita el versículo anterior del mismo Salmo (Sal. 2:7).

Verdades prácticas
Hebreos 1:1–3
1. No hubo un momento ni una situación en toda la historia humana en que Dios no haya hablado a los hombres, para presentarles su plan salvífico.

Hoy en día Dios está hablando a los hombres a través de diversos instrumentos (pastores, predicadores y laicos) y métodos (campañas masivas, campañas al aire libre, campañas personales casa por casa, mensajes por radio, mensajes por la televisión, y otros más), pero la gran pregunta es, ¿Cuántos le prestan un momento de atención? Muy pocos. Aun, muchos de los que nos decimos ser cristianos o evangélicos, somos lo que dice la carta de Santiago: sed hacedores de la palabra y no solamente oidores (Stg. 1: 22). Pues, si como personas esperamos que se nos escuche cuando hablamos, ¡cuánto más Dios merece ser escuchado!

2. No hubo un momento, ni una situación en toda la historia humana en que Dios no haya buscado entrar en relaciones personales con los hombres, para presentarles su plan salvífico.

Hoy en día los hombres buscan entrar en relaciones con las personas más equivocadas (interesadas, de mal vivir, espíritus, demonios y otros), pero menos con el Dios de amor, que siempre busca entrar en relaciones personales con los hombres, para darles una vida más abundante, una salvación eterna. 

Quizá una de las razones por el que no quieren entrar en relaciones personales con Dios es porque Dios exige demandas éticas, exige compromiso con su causa.

3. No hay otra revelación mayor, completa y directa sino a través del Hijo, de Jesucristo. 
Después de él no puede haber otra revelación. 
Él es la máxima y final revelación que nos fue dada en los últimos tiempos. Hay religiones y sectas que esperan una revelación mayor de Dios. 

Otras consideran el Antiguo Testamento. como la revelación mayor, pero, el autor de Hebreos nos dice que Dios se dio a conocer en forma final y completa a través de su Hijo. 

No debemos esperar otra mayor revelación que la salvación que Dios nos ha dado en su Hijo Jesucristo como prueba de su amor a los hombres.
2. Por medio de él, Dios hizo el universo. 
Dios dispuso de antemano que el fin de la creación es sujetarse al Hijo como su Señor (el heredero). Es propio, entonces, que el Hijo sea su agente en la creación. 

Hebreos dice lit. que por él Dios hizo “las edades”, pero la forma plural de esta palabra adquirió por extensión el sentido que vemos aquí. La idea que el Hijo fue agente de Dios en la creación se encuentra también en Juan 1:3 y Colosenses 1:16

El comentarista F. F. Bruce piensa que los tres autores emplean el lenguaje de un himno o confesión de fe de las primeras décadas de la iglesia.

3. Es el resplandor de su gloria. 

Aunque la palabra traducida resplandor puede significar también “reflejo”, la idea aquí es que el Hijo tiene en sí la misma naturaleza gloriosa del Padre. 

Si Dios es luz, el Hijo es la misma luz brillando en este mundo. La expresión describe tanto la gloria trascendente que caracteriza al Padre y al Hijo, como el hecho de que en la encarnación esta gloria resplandece en nuestro mundo. Es imposible separar el resplandor de la luz, y es solamente por medio del resplandor que vemos la luz.

4. Es la expresión exacta de su naturaleza. 
Esta afirmación es semejante a la anterior. Expresión exacta traduce una palabra que se refiere a la impresión que deja el troquel en una moneda. 
Hebreos emplea esta palabra para enfatizar la correspondencia exacta entre la naturaleza del Hijo y la del Padre: El que me ha visto, ha visto al Padre (Juan 14:9). Esta figura y la anterior declaran, dentro de las limitaciones del lenguaje humano, el misterio de la Trinidad: la unidad y la distinción de las personas divinas.
Semillero homilético
Dios siempre ha buscado entrar en relaciones personales con los hombres
Hebreos 1:1–3
Introducción: 
En el tiempo de la oleada de los OVNIS, la gente se hace muchas preguntas. 
De esas preguntas sin respuestas, queda hasta el día de hoy una: ¿Habrá algún registro o evidencia de comunicación con la tierra, por parte de alguna forma de vida inteligente del espacio extraterrestre? 

¡Los hombres de ciencia responderían todavía diciendo que no! pero, nosotros tendríamos que responder diciendo que si. ¿Por qué?

Porque el pasaje abordado nos habla de que Dios, un ser extraterrestre, creador del universo, siempre ha buscado entrar en relaciones personales con los hombres. Veamos esta evidencia en la palabra de Dios.
I.     Dios les ha hablado a los hombres que vivían en el pasado  (v. 1).
1.     A los hombres del pasado les ha hablado muchas veces.
(1)     Les habló muchas veces a los antiguos, aunque por medios impersonales, indirectos.
a.     Porque los profetas, por su limitación humana no reflejaban toda la realidad divina.
b.     Porque los profetas, por su limitación humana no reflejaban toda la verdad de Dios.
(2)     Les habló muchas veces a los antiguos, aunque en forma incompleta e imperfecta.
a.     Porque los profetas por su limitación humana no captaron ni transmitieron todo el mensaje de Dios.
b.     Porque los profetas transmitieron el mensaje de Dios en términos sólo de promesa y no de cumplimiento.
2.     A los hombres del pasado les ha hablado de muchas maneras.
(1)     Les habló de muchas maneras por medio de los profetas queriendo que los antiguos no queden ignorantes de su naturaleza o de su voluntad.
(2)     Les habló de muchas maneras porque los profetas no eran los canales perfectos para toda la verdad de Dios.
(Continúa más abajo)

5. Sustenta todas las cosas. 
El Hijo creador también lleva todo a su cumplimiento. La idea de Hebreos es semejante a Colosenses 1:17: En él todas las cosas subsisten, pero es más dinámica. Sustenta es lit. “conduce”: no sólo mantener en existencia, sino dirigir, guiar y llevar todo hacia la meta del Creador. 
El Hijo sustenta todo con la palabra de su poder. Según Génesis, la creación se efectuó por el simple hablar de Dios. Así también la palabra es el instrumento para sostener y perfeccionar la creación. De su poder puede ser un genitivo adjetival (un sustantivo usado como adjetivo). En tal caso, la idea sería “palabra poderosa” o “palabra dinámica”. La palabra de Cristo tiene poder y logra su fin.
(Continúa de más arriba)
II.     Dios nos ha hablado a los hombres que vivimos en estos últimos tiempos (vv. 2, 3).
1.     A los hombres de los últimos tiempos nos ha hablado también muchas veces.
(1)     Nos ha hablado muchas veces por el medio más directo y personal, su Hijo.
a.     Ver a Cristo es ver al Padre (Juan 14:9). Así como la impresión que reproduce exactamente y en detalle la forma del sello.
b.     El Hijo fue agente en la creación del universo, fue cocreador.
c.     El Hijo es heredero de toda la creación, el Señor de todo.
d.     El hijo es sustentador, es decir, el que mantiene y guía todas las cosas hacia su fin establecido.
(2)     Nos ha hablado muchas veces a los hombres de estos últimos tiempos el mensaje completo y perfecto de Dios.
a.     Todo lo que Dios quiso decir a los hombres lo dijo a través de su Hijo.
b.     Su Hijo es la revelación mayor y final de Dios a los hombres. No habrá otra revelación de Dios después.
c.     La mayor revelación de Dios a los hombre es la salvación de la humanidad entera. El Hijo efectuó la purificación de nuestros pecados por medio de su sacrificio en la cruz.
d.     El Hijo es la revelación de los últimos tiempos.
e.     El Hijo inaugura la era final, la época del cumplimiento de las bendiciones y del juicio prometido por Dios por medio de los profetas.
2.     A los hombres de los últimos tiempos nos ha hablado por la única manera adecuada y perfecta, su Hijo.
(1)     El Hijo vino a la tierra completamente Dios y completamente hombre.
(2)     El Hijo fue el único y directo canal por el que Dios se acercó a los hombres.
(3)     El Hijo es el resplandor de la luz gloriosa de su Padre, la encarnación del hijo entre los hombres es el resplandor de la luz divina que visita a los hombres, así como el resplandor del sol llega hasta la tierra. En Jesús Dios había entrado en la humanidad, la eternidad había invadido en la historia del hombre trayendo la vida y la salvación.
Conclusión: 
En todo este mensaje está presente la verdad de que Dios está constantemente preocupado en entrar en relaciones personales con el hombre, para darse a conocer y hacer conocer su plan de salvación. 

Esta iniciativa divina y esta perseverancia de Dios tienen suficientes motivos para llenarnos de admiración y confusión, pero también de gratitud maravillosa: ¡Oh Jehovah, Señor nuestro…! ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes? (Sal. 8:1a, 4a; Heb. 2:6), al mismo tiempo se despierta en nosotros el sentido de responsabilidad: ¡ese Dios que nos habla y actúa buscando comunicarse con nosotros para ofrecernos una vida más abundante, tiene derecho a nuestra atención, no podemos quedar con los brazos cruzados! 

Su palabra nos compele a tomar una decisión de aceptar o rechazar el entrar en relaciones con él. No podemos rechazar semejante demostración de amor y perseverancia que muchas veces y de muchas maneras en nuestra vida se ha manifestado y hoy de manera particular. Su amor está a la puerta de tu corazón: déjalo entrar y se alumbrará en tu vida la luz de la vida abundante.

6. Hizo la purificación de nuestros pecados. 
El autor pasa de la naturaleza eterna y de la obra cósmica de Jesucristo a su acción terrenal para los hombres. Las descripciones anteriores del Hijo inspiran nuestra adoración y admiración; esta inspira la gratitud personal. 

Con su muerte en sacrificio Jesús nos limpió de los pecados que hacían imposible que entráramos a la presencia de Dios. La figura de purificación anticipa la descripción de la obra de Jesús en Hebreos, como una expiación y como obra de un sacerdote. Las palabras “por sí mismo”, si son originales, aluden al sacrificio personal que fue necesario para que Jesús nos purificara (ver nota de la RVA). Tuvo que ofrecer su propio ser (aun su propio cuerpo) para nuestra purificación.

La inclusión de esta obra de redención, en la misma serie con la descripción de Cristo como el agente de Dios en la creación, indica la unidad básica entre los eventos de la creación y la redención. Es el mismo Creador que nos purifica en la cruz del Calvario. 
También, el Cristo crucificado es el que sustenta todas las cosas. Por tanto, este evento de redención/purificación es el más importante en toda la historia de nuestro mundo.
La preocupación de Dios de hablar a los hombres siempre en toda situación
El pueblo israelita se encontró en una dura opresión bajo el faraón Ramsés II; a causa de dicha opresión el pueblo gimió y clamó ayuda, pero sólo encontró un cruel silencio en la gente y los dioses de Egipto. Pero el Dios de la Biblia, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios que siempre intervino en la historia humana, no pudo quedar indiferente sin decir ni hacer nada ante dicho sufrimiento, inmediatamente bajó para hablar a Moisés y revelarle su plan redentor para su pueblo sufrido. En medio del sufrimiento y la desesperanza bajó para dar las palabras de consuelo y esperanza a su pueblo por medio de su enviado Moisés. (Éxo. 3:7–10).
7. Se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. 
La posición a la diestra de un monarca oriental era el lugar de sumo honor y poder. La Majestad significa Dios. Tales circunlocuciones por el nombre de Dios eran comunes entre los judíos del primer siglo. El asiento a la diestra de Dios es el trono del universo. 
Después de su sacrificio Jesús ha alcanzado la posición de Señor de todos. El lenguaje viene del Salmo 110:1, un versículo que Jesús se aplicó a sí mismo (Mar. 12:36; 14:62).
Joya bíblica
…Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas (Hebreos 1:3).
De esta manera, Hebreos define su tema y describe con siete frases sublimes la superioridad de Jesucristo a cualquier otra persona. 

Servir a tal Señor tiene que ser superior a cualquier otra creencia o religión, aun a la que dio Dios en el AT.
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lunes, 23 de noviembre de 2015

He visto tus caminos; pero te sanaré, y te pastorearé, y te daré consuelo a ti y a tus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré




biblias y miles de comentarios


 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial

CELEBRANDO LA RECUPERACIÓN INTEGRAL

Información
 Un padre de familia estaba tratando de dormir su siesta un domingo por la tarde en la sala de su casa, mientras su pequeño hijo lo molestaba continuamente diciéndole:
“Papi, estoy aburrido”. Tratando de buscar la forma de entretenerlo, su padre tomó de un periódico una foto del mundo, la cortó en casi cincuenta pedazos y le dijo:

“Hijo, este es un rompecabezas. Quiero que lo armes”. Luego se acostó para termi-nar su siesta, pensando que por lo menos dormiría de una hora y media a dos. Habían pasado apenas quince minutos cuando su hijo lo despertó diciendo: “Papi, ya terminé. Ya está armado”. El padre sabía que su hijo no conocía todas las posiciones de los país-es y cosas como esas, por lo que era imposible que lo hubiera terminado tan pronto, así que le preguntó: “¿Cómo lo hiciste?” El niño contestó: “Papá, había una foto de una persona en el reverso de la página de ese periódico y cuando terminé de armar esa persona el mundo quedó arreglado”.

Hoy estamos comenzando una nueva serie a la que hemos llamado el Camino a la Recuperación, y esperamos que la misma obre grandemente en su persona. Es sorpren-derte cómo el mundo se ve mejor cuando su persona es puesta en orden en la forma correcta. En esta serie hablaremos de cómo manejar y vencer las heridas de su vida, los hábitos que están destruyendo su vida y los complejos que han causado dolor en ella. Heridas, hábitos y complejos.

El versículo que hemos elegido como base para este paso de nuestra  serie “El Camino a la Recuperación” es Isaías 57:18 (DHH), donde Dios dice: “He visto como han actuado, pero los sanaré. Los guiaré y les  ayudaré, y consolaré a los que lloran. Ofrezco paz a todos, a los que están cerca y a los que estén lejos”.

Esta es una gran promesa de Dios. Note que hay cinco partes en la recuperación que Dios desea hacer en su vida. Primero, si usted ha sido herido, Dios dice: “Quiero sanarte”. Si está confundido: “Quiero guiarte”

.Si alguna vez se ha sentido sin ayuda para cambiar algo: “Deseo ayudarte a cambiar eso”.
Si alguna vez ha sentido que nadie entiende su problema: “Quiero consolarte.”
Si se siente ansioso, preocupado y temeroso: “Quiero ofrecerte paz”.

El hecho es que la vida es dura. Vivimos en un mundo imperfecto. Somos dañados por otros, herimos a otros y nos herimos a nosotros mismos. La Biblia dice que todos hemos pecado. Eso significa que ninguno de nosotros es perfecto, todos nos hemos equivocado, todos hemos cometido errores. Nos dañamos y dañamos a otros.

Esta serie es para todos. Todos necesitamos recuperación, a menos que alguien haya vivido una vida perfecta. Pero si no ha sido así, si no ha vivido una vida perfec-ta, si ha sido herido, si ha tenido un complejo o hábito del que le gustaría deshacerse, necesita recuperación.

¿DE QUÉ NECESITA RECUPERARSE?
La buena noticia es que sin importar el problema del cual necesite recuperarse, ya sea emocional, financiero, relacional, espiritual, sexual o de otro tipo, los pasos para recuperarse son siempre los mismos. Estos no varían.

Los principios para la recuperación se encuentran en la Biblia. Esta es el manual original para la recuperación. En 1935 un par de muchachos formularon, basados en las Escrituras, los que hoy se conocen como los doce pasos clásicos de los Alcohólicos Anónimos, una guía que también usan cientos de otros grupos de recuperación. En los Estados Unidos, veinte millones de personas están en un grupo de recuperación cada semana y hay quinientos mil diferentes grupos de recuperación.  La base de todos ellos es la Palabra de Dios.

He  resumido  estos  principios  en  torno  a  la  palabra  “R.E.C.U.P.E.R.A”.
Estudiaremos  una  letra  cada  semana  y  miraremos  los  ocho  pasos  resumidos  en  el camino a la recuperación.

EL PRIMER PASO: 
La “R” en RECUPERA significa RECONOCER.
Reconozco que no soy Dios. Admito que soy incapaz de controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable.
¿Se queda despierto hasta tarde cuando sabe que necesita dormir?
¿Come o bebe más calorías de las que su cuerpo necesita?
¿Siente que debe hacer ejercicios pero no los hace?
¿Conoce lo que es correcto pero no lo hace?
¿Sabe que algo está malo pero de todas formas lo hace?
¿Se ha dado cuenta alguna vez de que no debe ser egoísta pero de todas maneras lo es?
¿Ha intentado alguna vez controlar a alguien o algo y se ha dado cuenta de que usted mismo era incontrolable?
Si  su  respuesta  es  “sí”  a  cualquiera  de  estas  preguntas,  bienvenido  a  la  raza humana. Todos necesitamos recuperación.

I. LA CAUSA DE MI PROBLEMA: MI NATURALEZA PECAMINOSA
La Biblia tiene una forma de expresar esto. En ella se le llama a esta tendencia nuestra “naturaleza pecaminosa”. La naturaleza de pecado nos lleva tanto a usted como a mí a toda clase de problemas. Hago cosas que no son buenas para mí, las hago aun cuando son auto destructivas. Sin embargo, no hago las cosas que son buenas para mí.

Respondo de la manera incorrecta cuando soy herido y con esto solo consigo aumen-tar el daño, en lugar de disminuirlo. Reacciono de la manera incorrecta con las per-sonas. Las trato de la manera equivocada y luego, cuando me doy cuenta de que esa actitud no va a funcionar, esto me afecta a mí. Intento resolver problemas y a menudo, cuando creo que los he arreglado, compruebo que se vuelven peor de lo que estaban antes.

Proverbios 14:12 (NVI) dice: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte”.

Usted siempre va a tener esa naturaleza pecaminosa, ese deseo de hacer lo malo.
Este permanecerá siempre con usted hasta que llegue al cielo. Y aun cuando sea cristiano, todavía tendrá deseos que lo empujen hacia el mal. Pablo entendió esto. En Romanos 7:15 él dijo: “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco”.
¿Le suenan familiares estas palabras? “Termino haciendo lo que no quiero hacer y termino no haciendo lo que quiero hacer”.

El primer paso para la recuperación es que usted entienda la causa de este prob-lema. ¿Por qué sucede esto en mi vida? Primero, necesita entender la causa del prob-lema, luego las consecuencias y más tarde la cura para el mismo.

¿Cuál  es  la  causa  de  mi  problema?  La  causa  de  todos  sus  problemas  es  esta:
“Quiero ser Dios”. ¿Le gustaría decidir lo que es bueno y lo que es malo? Usted dice:
“No quiero que nadie me diga lo que es bueno y lo que es malo; quiero decidirlo por mí mismo. Quiero hacer lo que quiera, quiero hacer mis propias reglas. Quiero ser el centro del universo. Quiero ser mi propio jefe, vivir a mi manera, si me siento bien haciendo algo, pues, adelante. No quiero que nadie me diga qué hacer con mi vida”.

Eso se llama jugar a ser Dios. Lo que en realidad está diciendo es: “Quiero contro-lar”. Y mientras más inseguro sea usted, más empeñado estará en controlar. Mientas más inseguro sea, más desea controlarse a sí mismo, controlar a otras personas, controlar su ambiente. A eso se le llama querer jugar a ser Dios.

Este es el problema más antiguo del hombre. Aun Adán y Eva lo tuvieron. Dios los puso en el paraíso y ellos trataron de controlarlo. Dios dijo: “Pueden hacer todo lo que quieran en todo este paraíso excepto una sola cosa: No coman de este árbol”.

¿Y qué hicieron ellos? Fueron directamente hacia ese árbol, que era lo único en el Paraíso a lo que Dios le había puesto límites. Satanás dijo: “Coman esta manzana (o lo que haya sido) y sean dioses”. Ese ha sido el problema desde el principio. Querer ser Dios. Querer tomar las decisiones uno mismo. Querer vivir nuestra propia vida.

Queremos  estar  en  control.  ¿Cómo  jugamos  a  ser  Dios?  Negando  nuestra humanidad y tratando de controlar todo por razones egoístas. Queremos estar en el centro de nuestro universo. El control es el asunto real. Queremos estar en control y tratamos de controlarnos a nosotros mismos, a otras personas, a todo lo que está a nuestro alrededor.


lunes, 28 de septiembre de 2015

La denuncia de Judas es muy directa, a lo largo de los siglos siempre ha habido falsos maestros que han predicado falsas doctrinas o asumido actitudes no cristianas desde dentro de la iglesia

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







Denuncia y más denuncias

LA EPÍSTOLA DE JUDAS: UNA EPÍSTOLA OLVIDADA


La Epístola de Judas no ha tenido muy buena prensa. A pesar de sus hermosas palabras de ánimo y su gloriosa doxología, es poco estudiada en las iglesias, poco conocida por los creyentes y poco apreciada por algunos comentaristas.

Las razones de su mala prensa son varias, pero de entre ellas destacan tres. Si las estudiamos ahora, al comienzo de nuestro comentario, no es porque compartamos la opinión negativa que vierten sobre la Epístola, sino porque sirven para introducirnos en el ambiente del texto y, así, prepararnos para recibir sus enseñanzas.


1. «Una secuencia de denuncias»

En primer lugar, una lectura somera del texto nos causa la impresión de que la Epístola de Judas se compone de un largo rosario de denuncias expresadas en un lenguaje vehemente, severo y exaltado, y que, por lo tanto, se trata de un escrito negativo y poco edificante.

La estructura de la Epístola —sencilla y simétrica— es aproximadamente la siguiente.
1. Salutación (vs. 1–2).
2. Exhortación a la perseverancia (v. 3).
3. Denuncia de los falsos maestros, su actividad y su juicio (vs. 4–19).
4. Exhortaciones a la perseverancia (vs. 20–23).
5. Doxología (vs. 24–25).

Efectivamente, pues, el grueso de la Epístola (vs. 4–19) consiste en fuertes palabras condenatorias de los falsos maestros y sus doctrinas.
Sin embargo, a esto en seguida debemos añadir algunas matizaciones. En primer lugar, la sección central, aunque es la más extensa, quizás no contenga la esencia de lo que Judas quiere comunicar a sus lectores. 

Más bien sirve de fundamento para las exhortaciones finales, las cuales revelan el corazón y la preocupación principal del autor. A veces ocurre que sólo vemos la necesidad de una intervención médica después de una larga explicación de la seriedad de nuestra enfermedad. El médico puede tardar veinte minutos en explicarnos las razones para un tratamiento determinado y sólo dos minutos en explicar el tratamiento en sí; pero éste último es la esencia de su comunicación. Así, la fuerza de las exhortaciones positivas de los versículos finales de Judas sólo llega a hacer impacto cuando entendemos la extrema seriedad del peligro denunciado en la sección central.

Por otra parte, no es del todo exacto decir que la sección central consiste sólo en denuncias. Antes bien, se trata de la demostración, mediante ejemplos procedentes de varias fuentes —el Antiguo Testamento, ciertos textos apócrifos y las enseñanzas de los apóstoles—, de que el libertinaje de los falsos maestros no es más que lo que los santos de Dios habían profetizado de antemano. El texto no va dirigido a los propios falsos maestros, sino a creyentes que están en peligro de dejarse engañar por sus enseñanzas. Más que una pesada denuncia, es una necesaria advertencia y, además, una advertencia a la que la Iglesia de Jesucristo necesita prestar atención siempre.

Judas mismo define el propósito de su carta en términos altamente positivos: la ha escrito para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe (v. 3). En esto consiste su intención principal: llamar a sus lectores a las armas en la defensa de la verdad revelada de Dios. El evangelio está en peligro y debe ser defendido.
Tal llamada es necesaria en cada generación, pues el maligno siempre está presto a infiltrar en las iglesias sucedáneos de la verdad. La generación que descuida el mensaje de Judas está en peligro de sucumbir ante los ataques de Satanás.

  Mientras los hombres necesiten una severa reprensión a causa de sus prácticas, la Epístola de Judas tendrá relevancia. Su olvido es más una evidencia de la superficialidad de la generación que la desatiende, que de la falta de relevancia de su ardiente mensaje.


2. «La hermana menor de la Segunda Epístola de Pedro»

En segundo lugar, la Epístola de Judas ha vivido siempre bajo la sombra de 2 Pedro. Las dos epístolas confrontan la misma clase de situación y se dirigen contra la misma clase de falsa enseñanza. Pero, más aún, las dos son similares hasta en el lenguaje, el argumento, las ilustraciones bíblicas, las metáforas y la secuencia de ideas:

  De los 25 versículos de Judas, nada menos que 15 aparecen, enteros o en parte, en 2 Pedro. Además, muchas de estas ideas, palabras o frases idénticas aparecen en paralelo en los dos escritos, lo cual establece sin posibilidad de duda el hecho de que deba existir entre ellos algún tipo de parentesco literario.

Puesto que 2 Pedro es una epístola más extensa y con mayor riqueza de contenido doctrinal, la de Judas ha llevado las de perder en la comparación y ha sido tratada como si fuera un escrito inferior, una mera copia de ciertas secciones de 2 Pedro.
Sin embargo, una comparación cuidadosa de los dos textos demuestra que tales conclusiones no son procedentes. 

Veamos, pues, los principales puntos de comparación entre las dos epístolas. En los textos tabulados a continuación, los números solos  contiene Judas 4–19 sin omisión alguna, mientras la de la fórmula N:n contiene aquellos versículos de 2 Pedro que repiten las mismas ideas que Judas:

- JUDAS
- 2 PEDRO
          4.      Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo.
          2:1.      … habrá también falsos maestros entre vosotros, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró…
          5.      Ahora quiero recordaros, aunque ya definitivamente lo sepáis todo, que el Señor, habiendo salvado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron.
          6.      Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas para el juicio del gran día.
          2:4.      Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio…
          7.      Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, a semejanza de aquellos, puesto que ellas se corrompieron y siguieron carne extraña, son exhibidas como ejemplo al sufrír el castigo del fuego eterno.
          2:6.      … condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, poniéndolas de ejemplo para los que habrían de vivir impíamente…
          8.      No obstante, de la misma manera también estos hombres, soñando, mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades angélicas.
          2:10.      … los que siguen la carne en sus deseos corrompidos y desprecian la autoridad. Atrevidos y obstinados, no tiemblan cuando blasfeman a majestades angélicas,
          9.      Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo y disputaba acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
          2:11.      cuando los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio injurioso contra ellos delante del Señor.
          10.      Mas éstos blasfeman las cosas que no entienden, y las cosas que como animales irracionales conocen por instinto, por estas cosas son ellos destruidos.
          2:12.      Pero éstos, como animales irracionales, nacidos como criaturas de instinto para ser capturados y destruidos, blasfemando de lo que ignoran, serán también destruidos con la destrucción de esas criaturas.
          11.      ¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y por lucro se lanzaron al error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré.
          2:15.      Abandonando el camino recto, se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor…
          12.      Estos son escollos ocultos en vuestros ágapes, cuando banquetean con vosotros sin temor, apacentándose a sí mismos;
          2:13.      … son manchas e inmundicias, deleitándose en sus engaños mientras banquetean con vosotros…
    son nubes sin agua, llevadas por los vientos, árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
          2:17.      Estos son manantiales sin agua, bruma impulsada por una tormenta…
          13.      son olas furiosas del mar, que arrojan como espuma su propia vergüenza; estrellas errantes para quienes la oscuridad de las tinieblas ha sido reservada para siempre.
          14.      De éstos también profetizó Enoc, en la séptima generación desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor vino con muchos millares de sus santos,
          15.      para ejecutar juicio sobre todos, y para condenar a todos los impíos de todas sus obras de impiedad, que han hecho impíamente, y de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos dijeron contra él.
          16.      Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan tras sus propias pasiones; hablan con arrogancia, adulando a la gente para obtener beneficio.
          2:18.      Hablando con arrogancia y vanidad, seducen mediante deseos carnales…
          17.      Pero vosotros, amados, acordaos de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo,
          3:2.      … para que recordéis las palabras dichas de antemano por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador declarado por vuestros apóstoles.
          18.      quienes os decían: En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus propias pasiones impías.
          3:3.      Ante todo, sabed esto: que en los últimos días vendrán burladores… siguiendo sus propias pasiones…
          19.      Estos son los que causan divisiones; individuos mundanos que no tienen el Espíritu.

Una comparación de estos dos textos pone de manifiesto varias cosas. Para empezar, aunque la secuencia de ideas es similar y en algunas ocasiones se emplea el mismo vocablo, el lenguaje de los dos es, en general, muy diferente. Cada autor se expresa en su propio estilo lingüístico. Ninguno copia textualmente al otro. Judas 4, por ejemplo, es mucho más extenso que 2 Pedro 2:1, Judas 9 narra un incidente específico, mientras 2 Pedro 2:11 constata el mismo principio mediante ideas más generalizadas. Judas 11 o Judas 12–13 utilizan varias ilustraciones procedentes de la Biblia o de la naturaleza, pero en cada caso el texto de Pedro se limita a una sola ilustración. Los dos escritos nos sorprenden tanto por la similitud de su contenido como por las notables diferencias en su redacción.

Luego, es de observar que los dos autores han «intercalado» amplias secciones no reflejadas en el escrito del otro. Se ve en seguida que no hay paralelos en Pedro de los versículos 5, 13, 14, 15 y 19 de Judas. Pero las intercalaciones son aun mayores en Pedro: cada vez que hay puntos suspensivos […] en el texto citado, quiere decir que en Pedro hay ideas adicionales. No se trata, pues, de que uno de los dos haya copiado servilmente al otro. Aunque hay imitación, también hay independencia. Tanto es así, que muchos creyentes fieles que han leído las dos epístolas en diversas ocasiones no se han percatado del paralelismo de los dos textos. Cada autor ha hecho plenamente suyas las ideas comunes, las ha expresado con su propio estilo literario y las ha insertado en un marco diferente.

La cuestión de quién imitó a quién, o de si los dos disponían de un documento preparado por una tercera persona o seguían una tradición oral, seguirá ocupando a los expertos durante muchas décadas más; pero, en cualquier caso, hay suficientes diferencias entre los dos textos como para vindicar la presencia de ambos en la Palabra de Dios, ¡y para hacer necesario su estudio! A todas luces, aun en el caso de que fuera Judas el que tomara prestadas ideas ya plasmadas por Pedro9, su texto es mucho más que un mero resumen de 2 Pedro 2 y 3.


3. «Una respuesta conservadora al gnosticismo»

Ha sido un tópico en círculos liberales sostener que los falsos maestros denunciados en la Epístola de Judas son gnósticos y, en consecuencia, que la Epístola tiene que haber sido escrita en el siglo II por algún sector conservador —incluso reaccionario— de la Iglesia. Sin embargo, estas ideas, lejos de haber sido claramente demostradas, son altamente cuestionables.

Por una parte, no hay suficientes evidencias en el texto como para poder asegurar que va dirigida contra el gnosticismo. La información en la propia epístola es inconclusa. Las grandes doctrinas gnósticas del siglo II —sobre todo el dualismo cosmológico del bien y del mal, la existencia de un demiurgo (creador del mundo distinto del Dios verdadero) o la negación de la resurrección del cuerpo— no están explícitamente presentes en ella. Y los males que Judas denuncia en los apóstatas —que son unos infiltrados, impíos y libertinos— son de un orden demasiado generalizado como para establecer su origen gnóstico: No tienes que ser gnóstico para tener visiones, vivir una vida licenciosa y profanar los ágapes. Además, a Judas le preocupa más la influencia nociva de la ética de los maestros, que la de sus doctrinas teóricas. Casi la única doctrina específica de los apóstatas mencionada en la Epístola es su negación del señorío soberano de Jesucristo (v. 4). En cambio, su énfasis recae sobre el hecho de que son personas que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje (v. 4); aun el apóstol Pablo conocía a personas así (Romanos 3:8; 6:1–2, 15). Cabe la posibilidad, pues, de que se trate de un gnosticismo incipiente; pero también es posible que no.

Por otra parte, aun en el caso de poder demostrar una vinculación con el gnosticismo, esto no nos conduciría necesariamente a una fecha tardía. Las Epístolas de Juan —o incluso las dos Epístolas a los Corintios— son suficientes como para demostrar que algunas de las semillas del gnosticismo ya estaban presentes en el siglo I. Las supuestas evidencias internas de una fecha tardía —la impresión de que las doctrinas de la fe ya están bien definidas y establecidas en las iglesias (v. 3), y de que las palabras apostólicas ya pertenecen al pasado (v. 17)— no son tan concluyentes como algunos parecen pensar. 

La «fe» estaba ya bien definida en la década de los 50: en Romanos 6:17, Pablo puede hablar de la forma de doctrina a la que fuisteis entregados, y en 2 Tesalonicenses habla de las doctrinas que os fueron enseñadas (2:15) y de la doctrina que recibisteis (3:6), frases que tienen aproximadamente el mismo valor que la fe que de una vez para siempre fue dada a los santos. Por otra parte, el lenguaje del versículo 17, si bien podría significar que la era apostólica estaba ya en vías de desaparecer, no exige una interpretación tan drástica: el autor está diciendo sencillamente que lo que los apóstoles habían dicho acerca de los falsos maestros se está cumpliendo. La palabra profética de los apóstoles es cosa del pasado, pero no necesariamente los apóstoles mismos.

En realidad, buscamos en vano una pista segura para establecer la fecha de redacción de la Epístola. Puede proceder de finales de la era apostólica, pero no necesariamente. Tenemos que confesar nuestra ignorancia tanto en cuanto a su fecha17, como en cuanto a su destino, como también en cuanto al carácter exacto de la herejía que denuncia, pues no hay suficientes evidencias en el texto como para determinar estos datos con seguridad. En cuanto a esta clase de datos, la Epístola de Judas provoca más preguntas que respuestas. Tendremos que suponer, pues, que las lecciones que el Espíritu Santo quiere enseñarnos a través de su texto están al margen de un conocimiento firme de las circunstancias en las cuales fue escrito.
Lo que sí queda claro es que, lejos de ser un folleto antignóstico redactado por un sector reaccionario de la iglesia post-apostólica, la Epístola de Judas refleja fielmente la defensa apostólica de la fe contra una de las diversas formas de libertinaje a la que tuvo que enfrentarse en el siglo I:

  Judas no es un defensivo tratado católico del siglo II, sino una apasionada defensa de la fe y vida judeo-cristianas dirigida a creyentes que vivían en medio de una sociedad pagana, pluralista y permisiva. Y en esto reside su gran valor para los cristianos del mundo entero en nuestros días.

Éstas, pues, son algunas de las razones por las cuales diferentes grupos de personas han tendido a «marginar» la Epístola de Judas. Pero, antes de dejar estas consideraciones, haríamos bien en preguntarnos si no puede existir una razón más subjetiva: la de que al pueblo de Dios no le gusta la reprensión y la advertencia.

  Al igual que Santiago, pareciera que Judas ha sido intencionalmente silenciada por aquellos «infiltrados» en las congregaciones, a quienes su palabra suena demasiado cáustica. Es verdad que la denuncia de Judas es muy directa, y también es verdad que a lo largo de los siglos siempre ha habido falsos maestros que han predicado falsas doctrinas o asumido actitudes no cristianas desde dentro de las iglesias, y a quienes la palabra de Judas les ha resultado molesta. Quizás ellos mismos hayan sido los primeros responsables de que esta epístola quedara relegada a un olvido negligente.

Por lo tanto, antes de entrar en el estudio del texto de Judas nos conviene hacer un pequeño auto-examen para ver si nuestro corazón está dispuesto a recibir la palabra de Judas, o si contiene actitudes que puedan impedir la implantación en nosotros de su mensaje.

DESCARGAR

Saber qué harán los hombres con su libertad no es lo mismo que ordenar lo que deben hacer, contra su libre elección. El conocimiento de Dios no es necesariamente incompatible con el libre albedrío.

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








Si Dios existe,¿Qué clase de Dios es?

INTERROGANTES ACERCA DE DIOS


La existencia de un Dios personal y moral es el fundamento de todo lo que creen los cristianos. Si no hay un Dios moral no hay un ser moral contra quien pecar; por lo tanto, no se necesita salvación. Más aún, si no hay Dios, sus actos (milagros) no pueden existir, y los relatos acerca de Jesús solo pueden entenderse como ficción o mitos. Por lo tanto, la primera pregunta a tratar en la preevangelización es: «¿Existe Dios?» La segunda está muy relacionada con la anterior: «Si existe, ¿qué clase de Dios es?»

En este estudio contestamos ambas preguntas. 


¿EXISTE DIOS?

ARGUMENTOS A FAVOR DE LA EXISTENCIA DE DIOS

Tradicionalmente se usan cuatro argumentos básicos para probar la existencia de Dios: 

  • cosmológico, 
  • teleológico, 
  • axiológico y 
  • ontológico; 
vocablos técnicos que definimos así: 

  • argumento a partir de la creación (cosmos significa creación); 
  • argumento a partir del diseño o propósito (telos significa propósito); 
  • argumento a partir de la ley moral (axios significa juicio); y, el 
  • argumento a partir del ser (ontos significa ser).


  Historia del argumento a partir de la creación

  Pablo dijo que todos los hombres conocen acerca de Dios «porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa» (Romanos 1:19–20). Platón es el primer pensador conocido que desarrolló todo un argumento basado en la causalidad. Aristóteles siguió su línea. Los filósofos musulmanes Al Farabi y Avicenna también recurrieron a este tipo de razonamiento, al igual que el pensador judío Moisés Maimónides. En el pensamiento cristiano, Agustín, Santo Tomás, Anselmo, Descartes, Leibniz, y otros hasta nuestros días, lo hallaron valioso y lo han hecho el argumento más ampliamente conocido de la existencia de Dios.


El argumento a partir de la creación

La idea básica de este argumento es que, así como hay un universo, este debió ser causado por algo más allá de él mismo. Esto se basa en la ley de la causalidad, la cual dice que todo objeto finito es causado por otro diferente a él. Este argumento asume dos formas distintas que trataremos por separado. La primera indica que el universo necesita una causa inicial; la segunda, que necesita otra causa actual para continuar existiendo.


El universo fue causado en el principio

Este argumento afirma que el universo es limitado porque tuvo un principio, y que tal principio fue originado por algo más allá del universo mismo. Esto puede formularse de la siguiente manera:

    1.      El universo tuvo un comienzo.
    2.      Lo que tiene un comienzo debe haber sido causado por otra cosa.
    3.      Por lo tanto, el universo fue causado por otra cosa, y esa causa fue Dios.

Para evitar esa conclusión algunos dicen que el universo es eterno; que nunca tuvo comienzo, que siempre existió y nada más. Carl Sagan señaló: «El cosmos es todo lo que es, fue alguna vez, o será». Pero tenemos dos respuestas a esa objeción. La primera de ellas es que la prueba científica respalda fuertemente la idea de que el universo tuvo un comienzo. El punto de vista que casi siempre sostienen quienes proclaman que el universo es eterno —llamada teoría del «estado constante» conduce a algunos a creer que el universo está produciendo constantemente átomos de hidrógeno a partir de la nada.2 Sería mucho más sencillo creer que Dios creó el universo a partir de la nada.

Además, el consenso de los científicos que estudian el origen del universo es que éste se formó de una manera súbita y cataclísmica, lo que llaman teoría del Big-bang o la Gran Explosión. La prueba principal de que el universo tuvo un comienzo es la segunda ley de la termodinámica, que afirma que el universo se está quedando sin energía utilizable. Es decir, que si está agotándose, no puede ser eterno. «Alguien tuvo que darle cuerda para que se esté acabando». Otra prueba del Big-bang es que todavía podemos encontrar radiación de esa explosión y ver el movimiento que ha causado. 

Robert Jastrow, fundador y director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, dijo: «Debe haber una explicación lógica del explosivo nacimiento de nuestro universo; y si existe, la ciencia no puede hallar cuál es esa explicación. La pesquisa científica del pasado termina en el momento de la creación».

Más allá de la evidencia científica que demuestra que el universo empezó, hay una razón filosófica para creer que el mundo tuvo un punto de partida. Este argumento muestra que el tiempo no puede regresar a la eternidad pasada. Se ve que es imposible pasar por una serie infinita de momentos.

Uno puede imaginarse que pasa por un número infinito de puntos sucesivos en el vacío, moviendo el dedo de un punto a otro, pero el tiempo no tiene dimensiones ni es imaginario. Es real, y cada momento que pasa consume tiempo que no podemos recuperar; es más que pasar el dedo a través de un número interminable de libros en una biblioteca. Uno nunca llega al último libro. Aunque piense que lo ha hecho, siempre puede agregarse uno más, otro y otro … Uno nunca puede terminar una serie infinita de objetos materiales.

Si el pasado es infinito (lo cual es otra manera de decir: «Si el universo siempre hubiera existido sin un comienzo»), nunca habríamos podido pasar por el tiempo para llegar a hoy. Si el pasado es una serie infinita de momentos y justo ahora es donde termina, habríamos pasado por una serie infinita, y eso es imposible. Si el mundo nunca hubiera tenido un principio, no habríamos podido llegar a hoy. Pero llegamos a hoy; de modo que el tiempo debe haber empezado en algún punto particular del pasado y hoy ha llegado a un tiempo definido desde entonces. Por lo tanto, el mundo es un hecho finito, después de todo, y necesita una causa para su comienzo.

  Dos clases de series infinitas

  Hay dos clases de series infinitas: una es abstracta y otra concreta. La serie infinita abstracta es un infinito matemático. Por ejemplo, como cualquier matemático sabe, hay un número infinito de puntos en una línea entre el extremo A y el B, no importa cuán corta o larga sea la línea. Digamos que los puntos son dos sujetalibros separados por un metro. Ahora, como todos sabemos, aunque haya un número infinito de puntos matemáticos abstractos entre los dos sujetalibros, no podemos poner un número infinito de libros entre ellos, ¡no importa cuán delgadas sean las páginas! Tampoco importa cuántos metros de distancia pongamos entre los sujetalibros, pues, de todos modos, no podemos poner un número infinito de libros entre ellos. De manera que si las series infinitas matemáticas abstractas son posibles, no lo son las series infinitas reales.

Ahora que sabemos que el universo necesitó una causa para su comienzo, prosigamos con la segunda forma del argumento, la cual muestra que también necesita una causa para continuar existiendo.


El universo necesita una causa para su existencia continua

Algo nos mantiene existiendo precisamente ahora, en este momento, para que no desaparezcamos sin más ni más. Algo ha causado no solo que el mundo sea (Génesis 1:1) sino que también continúe y conserve su existir en el presente (Colosenses 1:17). El mundo necesita tanto una causa originadora como una causa conservadora. En cierto sentido, es la pregunta más elemental que podemos hacer: «¿Por qué hay algo en vez de nada?» Eso puede plantearse de la siguiente manera:

  1. Las cosas finitas, cambiantes, existen. Por ejemplo, yo. Debo existir para negar que existo; de modo que, de una u otra manera, debo existir realmente.
  2. Cada cosa finita, cambiante, debe ser causada por otra cosa. Si es limitada y cambia, no puede existir independientemente. Si existiera independiente o necesariamente, debería haber existido siempre sin ninguna clase de cambio.
  3. No puede haber un regreso infinito de estas causas. Es decir, uno no puede seguir explicando cómo esta cosa finita causa esta otra, la que a su vez causa otra cosa finita, y continuar con lo mismo. En realidad, eso es posponer indefinidamente la explicación. Eso no explica nada. Además, si hablamos de por qué existen cosas finitas en el presente, no importa cuántas causas finitas pueda uno alinear como explicación puesto que, a su debido momento, habrá una causa que origine su propia existencia, lo que es simultáneamente efecto de esa causa. Eso carece de sentido. Por lo tanto, ningún regreso infinito puede explicar por qué existo hoy.
  4. En consecuencia, debe haber una primera causa incausada de toda cosa finita cambiante que existe. Este argumento muestra por qué debe haber una causa conservadora, presente, del mundo pero no nos dice mucho sobre qué clase de Dios existe. ¿Cómo sabemos que esta causa es realmente el Dios de la Biblia?


DOS ASPECTOS DE LA CREACIÓN



Argumento a partir del propósito (diseño)

Este argumento, como otros que mencionaremos brevemente, razona a partir de un aspecto específico de la creación, para ir luego al Creador que lo puso ahí. Argumenta a partir del diseño al Diseñador inteligente.

    1.      Todo diseño implica un diseñador.
    2.      Hay un gran diseño en el universo.
    3.      Por lo tanto, debe haber un Gran Diseñador del universo.

Conocemos la primera premisa por experiencia. Cada vez que vemos un diseño complejo sabemos, por esa experiencia, que provino de la mente de un diseñador. Los relojes implican relojeros, los edificios suponen arquitectos, las pinturas implican pintores, los mensajes codificados presuponen un emisor inteligente. Siempre tenemos esa expectativa porque la vemos ocurrir una y otra vez. Esta es otra manera de establecer el principio de la causalidad.

Además, mientras mayor el diseño, mayor su diseñador. Los castores construyen represas con troncos pero nunca han hecho una como la de Hoover, en Colorado, E.U.A. De igual manera, si sentamos mil simios ante una máquina de escribir nunca escribirán un Hamlet. No obstante, Shakespeare lo hizo en el primer intento. Mientras más complejo el diseño, mayor la inteligencia requerida para producirlo.

  Historia del argumento a partir del diseño

  «Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien» (Salmo 139:13–14). William Paley (1743–1805), en respuesta al nacimiento de la «Ilustración» y del método científico, insistía que si alguien encontraba un reloj en un campo, concluiría correctamente que hubo un relojero, debido al claro diseño. Lo mismo debía decirse del diseño encontrado en la naturaleza. El escéptico David Hume llegó a aseverar ese argumento en su libro Dialogues Concerning Natural Religion [Diálogos acerca de la religión natural], como hicieron otros pensadores. Sin embargo, hubo tanto oponentes como defensores de esta teoría. El clásico defensor fue William Paley, y el oponente más famoso, David Hume.

Aquí debemos mencionar que hay una diferencia entre los patrones sencillos y el diseño complejo. Los copos de nieve o los cristales de cuarzo tienen patrones sencillos, repetidos una y otra vez, aunque se debe a causas naturales por completo. Por otro lado, no encontraríamos frases escritas en piedras si no existieron seres inteligentes que las escribieran. 

Eso no ocurre de manera natural. La diferencia radica en que los copos de nieve y los cristales de cuarzo tienen un simple patrón repetido. Pero el lenguaje comunica información compleja, no la misma cosa una y otra vez. Esta información compleja acontece cuando se dan condiciones definidas a los elementos naturales. Por lo tanto, un minero no se sorprende cuando ve pequeñas piedras redondas en un arroyo, porque la erosión natural las redondea de esa manera. 

Pero si encuentra una punta de flecha, deduce que un ser inteligente modificó deliberadamente la forma natural de la piedra. Advierte aquí cierta complejidad que las fuerzas naturales no explican. Ahora bien, el diseño del cual hablamos en este argumento es uno complejo y no simples patrones; mientras más complejo sea el diseño, mayor la inteligencia requerida para producirlo.

Aquí es donde entra la siguiente premisa. El diseño que captamos en el universo es complejo. El universo es un intrincado sistema de fuerzas que obran en conjunto para el beneficio integral del todo. La vida es un desarrollo muy complejo. Una sola molécula de ADN, el «ladrillo» elemental de toda vida, lleva la misma información que un tomo de una enciclopedia. Nadie que vea una enciclopedia tirada en un bosque, dudaría en pensar que tuvo una causa inteligente, de modo que cuando encontramos una criatura viva compuesta de millones de células construidas por ADN, debemos presuponer que, de igual manera, tiene una causa inteligente detrás. Aun más claro es el hecho que algunas de estas criaturas vivas son inteligentes también. Hasta Carl Sagan reconoce que:

  «El contenido de información que hay en el cerebro humano, expresado en bits, puede ser comparable con el número total de conexiones entre las neuronas: aproximadamente cien trillones, o sea 100.000.000.000.000, de bits. Si esa información se escribiera, digamos en español, llenaría unos veinte millones de tomos, tantos como hay en las bibliotecas más grandes del mundo. Ese equivalente a veinte millones de libros yace en la cabeza de cada uno de nosotros. El cerebro es un lugar muy grande en un espacio muy pequeño … La neuroquímica del cerebro, asombrosamente activa, es el circuito de una máquina mucho más maravillosa que cualquiera que los seres humanos hayan diseñado».

Algunos objetan este argumento basándose en el azar. Dicen que cuando se lanzan los dados, puede darse cualquier combinación. Sin embargo, esto no es muy convincente por varias razones. Primero, el argumento del diseño no es en verdad un argumento a partir del azar sino, precisamente, del diseño mismo, que sabemos tiene una causa inteligente por nuestras repetidas observaciones. Segundo, la ciencia se basa en la observación repetida, no en el azar; por lo cual esta objeción planteada al argumento del diseño o propósito no es científica. Finalmente, aunque hubiera un argumento aleatorio (probabilístico), las posibilidades indican que es mucho más probable que haya un diseñador. Un científico calculó la probabilidad de que una sola célula animal surgiera por pura casualidad en 1 en 1040000. Las probabilidades de que un ser humano, infinitamente más complejo que una célula, surja al azar son demasiado bajas para calcularlas. La única conclusión razonable es que hay un Gran Diseñador tras el diseño del mundo.


El argumento a partir de la ley moral

Pueden plantearse argumentos similares basados en el orden moral del universo, más que en su orden físico. Estos postulan que la causa del universo debe ser moral, además de poderosa e inteligente.

    1.      Todos los hombres son conscientes de una ley moral objetiva.
    2.      Las leyes morales suponen un Legislador de ellas.
    3.      Por lo tanto, debe haber un supremo Legislador moral de la ley.

Este argumento sigue también el principio de la causalidad en un sentido, pero las leyes morales son diferentes a las naturales que ya examinamos. Las leyes morales no describen lo que es, prescriben lo que debe ser. No son sencillamente una descripción de la manera en que se comportan los hombres, ni se conocen observando lo que ellos hacen. Si lo fueran, nuestro concepto de moralidad sería, por cierto, diferente. Las leyes morales nos dicen, en cambio, lo que los hombres deben hacer, háganlo o no. Así que, todo «deber» moral procede de más allá del universo natural. No se puede explicar con nada de lo que sucede en el universo, ni se puede reducir a lo que hacen los hombres en el universo. Trasciende el orden natural y requiere una causa trascendente.

  Historia del argumento moral

  Este argumento no ganó prominencia sino hasta comienzos del siglo diecinueve, luego que se publicaran los escritos de Emanuel Kant. Este insistía en que no había forma de acceder al conocimiento absoluto de Dios, y rechazaba todos los argumentos tradicionales sobre su existencia. Sin embargo, aprobó el planteamiento moral, no como prueba de la existencia de Dios, sino como forma de mostrar que es un postulado necesario para la vida moral. En otras palabras, no podemos saber que Dios existe, pero debemos actuar como si existiera para que la moral tenga sentido. Pensadores posteriores a Kant, refinaron el argumento para demostrar que hay cierta base racional de la existencia de Dios en la moralidad. También se ha intentado refutar la existencia de Dios basándose en la moral e ideas procedentes de Pierre Bayle y Albert Camus.

Algunos alegarán que esta ley moral no es realmente objetiva; que es solo un juicio subjetivo que procede de los postulados sociales. No obstante, este punto de vista no considera el hecho de que todos los hombres reconozcan las mismas cosas malas (como el asesinato, la violación, el robo, la mentira). Además, la crítica que este criterio plantea se parece mucho a un juicio subjetivo porque dice que nuestros juicios de valor son erróneos. Ahora bien, si no hubiera una ley moral objetiva, entonces no podría haber juicios de valor correctos ni erróneos. 

Si nuestras perspectivas acerca de la moralidad son subjetivas, entonces las de ellos también lo son. Pero si afirman efectuar una declaración objetiva sobre la ley moral, entonces presuponen que hay una ley moral en el acto mismo de tratar de negarlo. Quedan así atrapados en ambos sentidos. Hasta su declaración «nada sino» exige conocer «más que», lo que muestra que se adhieren, secretamente, a alguna norma absoluta que trasciende los juicios subjetivos. Por último, hallamos que aun aquellos que dicen que no hay orden moral, esperan ser tratados con equidad, cortesía y dignidad. Si uno de ellos planteara esta objeción y le replicáramos con un: «¡Cállese! ¿A quién le interesa lo que usted piensa?», comprobaríamos que cree que hay algunos «deberes» morales. Cada uno espera que los otros sigan algún código moral, hasta aquellos que pretenden negarlos. La realidad es que la ley moral es un hecho innegable.

  ¿Igual, diferente o similar?

  ¿Cuánto nos parecemos a Dios? ¿Cuánto puede decirnos un efecto acerca de su causa? Algunos dicen que el efecto debe ser exactamente el mismo que su causa. Las cualidades del efecto, tales como la existencia o la bondad, son las mismas que las de su causa. Si eso fuera cierto, todos deberíamos ser panteístas, porque todos somos Dios, eternos y divinos. Otros, reaccionan diciendo que somos diferentes de Dios totalmente, que no hay similitud entre lo que Él es y lo que somos nosotros. 

Pero eso significaría que no tenemos conocimiento positivo de Dios; solo podríamos decir que Dios es «no esto» y «no aquello», y jamás qué es Él. Lo equilibrado es afirmar que somos similares a Dios: lo mismo, pero en una manera diferente. La existencia, la bondad, el amor, todo eso significa lo mismo para nosotros y para Dios. Nosotros lo tenemos en forma limitada, en cambio Él es ilimitado. De modo que podemos decir qué Dios es, aunque en algunas cosas debamos también decir que no es limitado como nosotros: es «eterno», «inmutable», «incorpóreo», etc.


Argumento a partir del ser

Un cuarto argumento intenta demostrar que Dios debe existir por definición, y señala que cuando accedemos a la noción de qué es Dios, la idea supone necesariamente la existencia. Hay varias formas de este argumento, pero veamos solo la idea de Dios como Ser perfecto.

    1.      Toda la perfección que se pueda atribuir al ser más perfecto posible (concebible) debe atribuírsele a Él (de otro modo, no sería el ser «más perfecto posible»).
    2.      La existencia necesaria es una perfección atribuible al Ser más perfecto.
    3.      Así que, debe atribuirse la existencia necesaria al Ser más perfecto.

  Historia del argumento a partir del ser

  Cuando Dios le reveló su nombre a Moisés, dijo: «YO SOY EL QUE SOY», dejando muy en claro que la existencia (el ser) es su principal atributo (Éxodo 3:14). Anselmo de Canterbury, monje del siglo XI, usó esta idea para formular una prueba de la existencia de Dios a partir de la noción de Dios, sin tener que buscar la evidencia en la creación. Anselmo se refirió a ella como «prueba a partir de la oración», porque pensaba en ella mientras meditaba en la idea de un ser perfecto; de aquí, el nombre del tratado donde se expone esta prueba: el Monologium, que significa orar en un solo sentido, En el Proslogium, otra de sus obras, Anselmo dialoga con Dios sobre la naturaleza, y también desarrolla un argumento a partir de la creación. Este argumento, en filosofía moderna, se encuentra en las obras de Descartes, Spinoza, Leibniz y Hartshorne.

Par responder la primera cuestión, la existencia necesaria significa que algo existe y no puede no existir. Cuando decimos esto de Dios, significa que para Él es imposible no existir. Esta es la clase más perfecta de existencia porque no puede dejar de ser.
Este argumento logra demostrar que nuestra idea de Dios debe incluir la existencia necesaria, pero no comprueba que Dios exista de modo real. Demuestra que debemos pensar en Dios como existente necesariamente; pero no prueba que exista necesariamente. Este es un error que ha confundido a mucha gente, por el que uno no debe sentirse mal. El problema es que solo habla de la manera en que pensamos acerca de Dios, y no existe o no, en realidad. Debería reformularse de esta manera:

    1.      Si Dios existe, lo concebimos como un Ser necesario.
    2.      Por definición, un ser necesario debe existir sin poder no existir.
    3.      Por lo tanto, si Dios existe, debe existir sin poder no existir.

Es como decir: Si hay triángulos, deben tener tres lados. Por supuesto, puede que no haya triángulos. El argumento jamás supera ese «si» inicial. Nunca llega a probar la gran cuestión que afirma responder. La única manera de hacer que ese argumento pruebe que Dios existe es introducir subrepticiamente el argumento a partir de la creación, lo cual puede ser útil porque demuestra que si hay Dios, existe en forma necesaria. Eso hace diferente esta noción de Dios en cuanto a otras maneras de concebirlo, como veremos más adelante.

  Todos los caminos conducen a una causa

  Hemos visto que todos los argumentos tradicionales se apoyan, en última instancia, en la idea de la causalidad. El argumento a partir del ser necesita la confirmación de que algo existe y que en ese algo se encuentra la perfección y el ser. El argumento a partir del diseño presupone que el diseño fue causado. Igualmente, la moralidad, la justicia y la verdad, son propios de argumentos que creemos tuvieron una causa como recurso básico que demuestra la existencia de Dios, pues, como dijera un estudiante, es el argumento «causamológico».

Ahora la pregunta del millón: Si todos estos argumentos tienen alguna validez pero se apoyan en el principio de causalidad, ¿cuál es la mejor manera de probar que Dios existe? Si responde: «El argumento a partir de la creación», está en la pista correcta. Pero, ¿y si combinamos estos argumentos en un todo uniforme que pruebe qué clase de ser es Dios, y asimismo su existencia? A esto nos dedicaremos en las siguientes páginas.


¿QUÉ CLASE DE DIOS EXISTE?

Si queremos demostrar que Dios existe y que es el Dios de la Biblia, debemos comprobar que todas las cosas planteadas por los argumentos mencionados son verdaderas. Cada una contribuye algo a nuestro conocimiento de Dio, y en conjunto forman un cuadro que solo puede corresponder al único y verdadero Dios.


DIOS ES PODEROSO

El argumento a partir de la creación prueba no solo que Dios existe sino que tiene poder. Solamente un Dios con increíble poder puede crear y sostener todo el universo. Su energía tiene que ser mayor que toda la que haya tenido a su disposición la creación completa, pues Él no solo causó todas las cosas sino que las mantiene juntas y existentes, e incluso sostiene su propia existencia. Eso es más poder de lo que podemos imaginar.


DIOS ES INTELIGENTE

Hasta Carl Sagan reconoce que el diseño del universo es muchísimo más que lo que el ser humano puede concebir. El argumento a partir del diseño nos demuestra que aquello que causó al universo no solo tuvo gran poder sino además gran inteligencia. Dios conoce las cosas inclusive las que no podemos entender. Esto abre la posibilidad de que Dios sepa todas las demás cosas, no obstante nos ocuparemos de eso más adelante. Por ahora baste decir que Dios, al menos, sabe todo lo que hay que saber acerca de la manera en que pensamos, porque diseñó nuestros cerebros.


DIOS ES MORAL

La existencia de la ley moral en la mente de un Legislador tal nos demuestra que Dios es un Ser moral. Él no está por encima de la moralidad (como algunos reyes piensan que lo están), ni por debajo de ella (como una roca). Dios es moral por naturaleza. Esto significa que parte de lo que sabe es la diferencia entre lo bueno y lo malo. Pero avancemos un paso más: No solo es moral; Él es bueno. Sabemos que la gente también fue parte de su creación, y que ella mantiene el reflejo de Su imagen. Que las personas siempre esperen un trato mejor que las cosas así lo demuestra. Aun el que niega el valor de la gente, espera que valoremos su opinión como persona. Pero aquello que crea cosas buenas debe ser bueno en sí mismo (una causa no puede causar lo que no es). Así pues, Dios no es solo moral sino que es bueno.


DIOS ES NECESARIO

El argumento a partir de la idea del ser necesario puede no probar que Dios existe, pero ciertamente nos dice mucho acerca de Él en cuanto sabemos que existe (por el argumento a partir de la creación). Dijimos que la existencia necesaria significa que Él no puede no existir —de modo que no tuvo comienzo ni fin. Pero también significa que Él no puede «llegar a ser» en otra forma. Él debe ser necesariamente como es. No puede devenir en algo nuevo. Eso elimina todo cambio de su ser. Él es inmutable. Sin cambio. El tiempo no puede, porque es solo una manera de medir el cambio, por tanto Él es eterno. Es más, dado que el ser necesario no puede no ser, Él no puede tener límites. Un límite significa «no ser» en algún sentido, y eso es imposible, porque Él es infinito. Además, no puede limitarse a categorías como «aquí y ahora» porque al ser ilimitado debe estar en todas las partes en todos los tiempos, por lo tanto, es omnipresente. Todos estos atributos se entienden cuando comprendemos que Él es necesario.

  El cambio puede ser en esencia, como transformar un perro en caballo; o accidental, como transformar una morena en rubia. Los cambios esenciales modifican aquello que define a una cosa; los accidentales cambian solo los detalles pequeños. Dios no cambia su esencia porque eso significaría no existir (recuerde: Su esencia es existir). Él no puede cambiar ningún detalle suyo porque todo lo que es está envuelto en su existencia. Por lo tanto, es inmutable.

Pero esa necesidad también nos dice algo sobre sus atributos. Debido a ella, Él puede tener solo aquello que tiene necesariamente. Eso significa, como hemos visto, eterno, inmutable e infinito. Así que, aun cuando el argumento a partir de la creación nos dice que Él tiene poder, el argumento a partir del ser muestra que es poder perfecto e ilimitado. El argumento a partir del diseño nos dice que es inteligente, pero su necesidad nos informa que su conocimiento es eterno, inmutable e infinito. El orden moral sugiere que Él es bueno, pero la perfección de su ser quiere decir que debe ser todo bueno en forma perfecta e ilimitada. Todo lo que Dios es debe serlo de acuerdo a su naturaleza; así que su poder, conocimiento y bondad son tan perfectos como su ser.


DIOS ES ÚNICO

Hemos dicho que Dios es todopoderoso, omnisciente, todo bueno, infinito, increado, inmutable, eterno y omnipresente. Pero, ¿cuántos seres como ése puede haber? Él es una clase de «único» por definición. Si hubiera dos seres ilimitados, ¿cómo distinguirlos? Si no tienen límites que definan dónde termina uno ni dónde empieza el otro —de igual manera—, ninguno podría «empezar» o «terminar». Solo puede haber un ser infinito y no otro.


DIOS ES SEÑOR SOBRE LA CREACIÓN

El argumento a partir de la creación hace más que probar que Dios existe; también demuestra que es el Creador. No hay manera de distinguir dos criaturas infinitas, pero Dios es distinto al mundo finito que ha hecho. Todo el argumento a partir de la creación fundamenta que el universo no puede explicar su propia existencia — que no es Dios. Ese mismo punto puede alegarse si consideramos a un individuo. Existo, pero no tengo manera de responder por mi propia existencia. Queda dolorosamente claro que mi ser no es necesario —puedo dejar de existir en cualquier momento, y el mundo sigue adelante sin mí. Puedo encontrarle sentido a mi existencia solo si reconozco un ser infinito, una causa necesaria para mi vida: Aquel que me da el ser. Él tiene control sobre la creación en cuanto es todopoderoso y omnisciente Creador. Dios no solo existe, sino también su creación.


DIOS ES YAHVÉ

¿Es este el Dios de la Biblia? Dios le dijo su nombre a Moisés en la zarza ardiente: «YO SOY EL QUE SOY» (Éxodo 3:14). Eso significa que la característica principal del Dios de la Biblia es la existencia. Su naturaleza misma es existir. Cualquiera puede decir: «Yo soy lo que soy», pero solamente Dios puede decir: «YO SOY EL QUE SOY». Él es el «YO SOY». La Biblia también lo llama eterno (Colosenses 1:17; Hebreos 1:2), inmutable (Malaquías 3:6; Hebreos 6:18), infinito (1 Reyes 8:27; Isaías 66:1), todo bondad (Salmos 86:5; Lucas 18:19), y todopoderoso (Hebreos 1:3; Mateo 19:26). Puesto que todo es lo mismo, en todos los aspectos, y no puede haber dos seres infinitos, este Dios que nos señala el argumento es el Dios de la Biblia.


ALGUNAS OBJECIONES

SI TODO NECESITA UNA CAUSA, ENTONCES ¿QUÉ CAUSÓ A DIOS?

Esta pregunta se plantea muy a menudo. El problema es que la gente no escucha bien lo que decimos. No dijimos que todo necesita una causa; indicamos que todo lo que tiene un principio necesita una causa. Solo los entes finitos necesitan una causa. Dios no tuvo comienzo; Él es infinito y necesario. Dios es la causa incausada de todas las cosas finitas. Si Él necesitara una causa, empezaríamos con una regresión infinita de causas que nunca respondería la pregunta. Tal como son las cosas, no podemos preguntar: «¿Quién causó a Dios?» porque Dios es la primera causa. No se puede ir más allá de lo primero.


SI DIOS CREÓ TODAS LAS COSAS, ¿CÓMO SE CREÓ A SÍ MISMO?

Nuevamente, solo los seres finitos necesitan causas. Los seres necesarios no. Nunca dijimos que Dios es un ser autocausado pues eso es imposible. Sin embargo, podemos hacer de esta objeción un argumento en pro de Dios. Solo hay tres clases posibles de seres: autocausados, causados por otro e incausados. ¿Cuáles somos nosotros? Imposible que seamos autocausados respecto a la existencia; no podemos traernos a la existencia a nosotros mismos. Ser incausado significa que somos seres infinitos, eternos, necesarios, y no somos eso; de modo que debemos ser causados por otro. Y si somos causados por otro, ¿qué clase de ser es ese? Repito, imposible que sea autocausado, pues si lo fuera, supondría otro que lo cause, lo cual conduce a una regresión infinita; así que Él debe ser incausado.


LAS DECLARACIONES ACERCA DE LA EXISTENCIA NO SON NECESARIAS

Algunos críticos han intentado una prueba ontológica contraria a Dios, diciendo que no podemos hablar de Él en términos de verdades necesarias. Sin embargo, esa misma afirmación demuestra ser necesaria en cuanto a Dios, al decir que tales declaraciones no pueden hacerse. Ahora bien, es una declaración necesariamente verdadera o no lo es. Si lo es, el acto mismo de afirmarse prueba que es falsa, pues dice que tales declaraciones son imposibles. Si no es necesariamente verdadera, son posibles algunas declaraciones necesarias y la objeción se esfuma. Seamos justos: si pueden hacer declaraciones negativas sobre la existencia (Dios no existe), ¿por qué no podemos hacerlas positivas?


LA LEY MORAL ES ARBITRARIA O TRASCIENDE A DIOS

Bertrand Russell preguntaba de dónde derivó Dios la ley moral. Él afirmaba que esa ley, o trasciende a Dios, y que éste está sujeto a ella (y por ende, no es el bien definitivo), o es una selección arbitraria de códigos que se originaron en la voluntad de Dios. De modo que Dios o no es definitivo o es arbitrario; y en todo caso es indigno de ser adorado. Russell no logra agotar las posibilidades, por lo que podemos esquivar las derivaciones de este dilema. Nuestro punto de vista es que la ley moral se arraiga en la bondadosa y amante naturaleza de Dios. Esto no es algo que trasciende a Dios, sino que es inherente a Él. Es imposible que Dios desee algo que no concuerde con su naturaleza. Dios es bueno y no puede querer arbitrariamente el mal. Así que no hay dilema.


¿PUEDE DIOS HACER UNA MONTAÑA TAN GRANDE QUE NO PUEDA MOVERLA?

Este es otro cuestionamiento carente de significado. Pregunta: «¿Hay algo que sea más que el infinito?» Imposible, lógicamente, que algo sobrepase al infinito, ya que este no tiene fin. Lo mismo se aplica a preguntas como: «¿Puede Dios hacer un círculo cuadrado?» Es como si preguntara: «¿Cómo huele el azul?» Esto es un error categórico —los colores no huelen ni los círculos pueden ser cuadrados. Son imposibilidades lógicas que se contradicen a sí mismas cuando tratamos de pensar en ellas. La omnipotencia de Dios no significa que pueda hacer lo que es imposible, sino que tiene poder para hacer todo lo que es realmente posible, aunque sea imposible para nosotros. Puede controlar cualquier montaña que haga, poniéndola donde quiera y desintegrarla si lo desea. No se puede pedir más poder que ese.


SI DIOS NO TIENE LIMITES, DEBE SER: BUENO Y MALO, EXISTENTE Y NO EXISTENTE, FUERTE Y DÉBIL

Cuando decimos que Dios es ilimitado, queremos decir que es ilimitado en sus perfecciones. Ahora bien, el mal no es una perfección, sino una imperfección. Lo mismo es cierto en cuanto a la no existencia, la debilidad, la ignorancia, la finitud, la temporalidad, u otra característica que suponga limitación o imperfección. Podríamos decir que Dios es «limitado» respecto a que no puede acceder a limitaciones como tiempo, espacio, debilidad, mal; al menos no como Dios. Solo está «limitado» por su ilimitada perfección.


SI DIOS ES UN SER NECESARIO, TAMBIÉN LO ES EL MUNDO

Esto supone que un ser necesario debe hacer todo lo que haga necesariamente, pero nuestra definición era que Él debe ser todo lo que Él es. Todo eso que es en la naturaleza de Dios, es necesario, pero todo lo que Él hace lo extiende más allá de su naturaleza y lo hace por su libre albedrío. Uno ni siquiera puede decir que Él necesitara crear. Su amor puede haberle dado el deseo de crear, pero no exigió que lo hiciera. Él debe ser como es, aunque puede hacer lo que le plazca en la medida que no contradiga su naturaleza.


SI DIOS ES ETERNO, ¿CUÁNDO CREÓ AL MUNDO?

Esto plantea una cuestión confusa. Como seres finitos, podemos imaginar un momento antes del comienzo del tiempo, aunque en realidad no hubo tal cosa. Dios no creó al mundo en el tiempo; Él es responsable de la creación del tiempo. No hubo tiempo «antes» del tiempo. Solo hubo eternidad. La palabra «cuando» supone que hubo tiempo antes del tiempo. Es como preguntar: «¿Dónde estaba el hombre que saltó del puente?» ¿En el puente? Eso era antes de que saltara. ¿En el aire? Eso fue después que saltó. En esta pregunta, «cuando» supone que hay un punto concreto para una acción procesal. Saltar es el proceso que va del puente al aire. La pregunta respecto a la creación trata de introducir a Dios en el tiempo en vez de ponerlo en el inicio. Podemos hablar de la creación del tiempo pero no en el tiempo.


SI DIOS SABE TODO, Y SU CONOCIMIENTO NO PUEDE CAMBIAR, TODO ESTÁ PREDETERMINADO Y NO HAY LIBRE ALBEDRÍO

Saber qué harán los hombres con su libertad no es lo mismo que ordenar lo que deben hacer, contra su libre elección. El conocimiento de Dios no es necesariamente incompatible con el libre albedrío. No es difícil decir que Dios creó a los hombres con libre albedrío de modo que pudieran devolverle su amor, aunque Él sabe que algunos no lo decidirían así. Dios es responsable del hecho de la libertad, pero los hombres son responsables por sus actos de libertad. Dios puede aun persuadir a los hombres a que tomen ciertas decisiones, pero no hay razón para suponer que coercione una decisión que destruya la libertad. Él obra de manera persuasiva, no coercitivamente.


DIOS NO ES MÁS QUE UNA MULETA SICOLÓGICA, UN DESEO, UN REFLEJO DE LO QUE ESPERAMOS SEA CIERTO

Esta clase de argumento comete un grave error: ¿Cómo saben los hombres que Dios «no es más que» un reflejo, si no tienen un conocimiento superior? Para tener la seguridad de que el límite de la realidad es la conciencia del hombre y que nada hay más allá de ella, uno debe superar los linderos de esa conciencia. Pero si uno puede hacerlo, es que no hay límites. Esta objeción dice que nada existe fuera de nuestras mentes, pero para decir eso uno debe pasar los límites de su propia mente. Si la objeción fuera cierta, debería ser falsa. Se anula a sí misma.

Fue un ascenso prolongado, pero tenemos un firme argumento de que Dios —y no solo un Dios— existe. En este punto nos sentimos tentados a cruzarnos de brazos y sentarnos como si no hubiera otras preguntas que se pudieran formular. Sin embargo, apenas establecimos que este Dios existe; no hemos demostrado que sea cierto todo lo que la Biblia dice que Él hizo o dijo. Además, no hicimos mucho por distinguir esta definición de Dios de cualquier otro concepto de Él. 

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