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martes, 31 de enero de 2012

Fidelidad a toda prueba: Estudios pastorales - no apto para reverendos


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 
Importancia de la Fidelidad
1 Crónicas 1–9
La fidelidad viene a la mente como una palabra clave cuando pensamos en cualquier convenio. El deseo de toda pareja que se acerca al día de su boda, es que su relación matrimonial se distinga por el amor y la fidelidad. Cuando falta alguno de estos elementos en un hogar, pronto se desvanece la felicidad, pues son ellos los que fundamentan el pacto nupcial.
Estas mismas características se aplican al pacto que Dios hizo con Israel. Aunque éste se basó en el amor de Dios hacia ese pueblo, El demandaba que respondieran con amor y lealtad también. Es por ello que éstos llegaron a ser los elementos primordiales de ese pacto.
Por consecuencia, si Dios demandaba que Su pueblo en general cumpliera con éstas virtudes, con mucha más razón lo esperaba de los reyes que El había puesto para gobernarlos. Al establecer Su pacto con David, Dios prometió que nunca quitaría Su misericordia de Salomón su hijo (1 Crónicas 17:11–14). La palabra misericordia que se emplea en ésta promesa, incluye tanto el amor como la fidelidad de parte de Dios hacia Salomón y su descendencia, dando a entender que Dios cumpliría con ella sin importar lo que ellos hicieran.
En los libros de las Crónicas, se presenta claramente el mensaje de que Dios ha prometido tratar a Israel con misericordia, o sea, con amor fiel y que demanda que ellos respondan de la misma manera. Como resultado, el pueblo entero y el rey en particular, tienen derecho a gozar de las bendiciones y responsabilidades que un pacto de esa naturaleza ofrece.
¡PENSEMOS!
Las promesas que Dios dio a Isreal y a la iglesia no son idénticas. Sin embargo, para comprender la relación que existe entre el mensaje de estos libros con nosotros, tenemos que entender que El nos ha prometido Su amor al igual que lo hizo con Isreal. A la vez, El demanda que nosotros respondamos con amor y fidelidad. Consideremos un momento las implicaciones de esta verdad.
¿En qué maneras se ha manifestado el amor fiel de Dios para con nosotros? Haga una lista de las evidencias de ese amor que usted ha observado en su vida.
¿En qué maneras debemos manifestar nuestro amor y fidelidad a Dios hoy en día?
EL AUTOR Y LA FECHA
El formato actual de los dos libros nos hace difícil recordar que originalmente se escribieron como un solo tomo, tal como pensamos estudiarlo en este comentario. Aunque el autor de esta gran obra no se identifica, el Talmud, que representa la tradición judía, atribuye el libro al escriba Esdras, conocido por el libro que lleva su nombre y por su importante participación en la restauración de Israel.
Varias evidencias apoyan la opinión de que Esdras lo escribió. Primero, la tradición en sí misma representa evidencia externa de gran valor debido a la fecha tardía de su preparación y aceptación por parte del pueblo. La evidencia interna también es convincente. El libro está redactado desde la perspectiva de un sacerdote porque el templo ocupa un lugar primordial en su argumento. Puesto que Esdras se identifica como sacerdote, refleja la misma perspectiva que el libro que Ileva su nombre (Esdras 7:1–5, 11).
Por otro lado, las genealogías que presenta Ilegan hasta los días de Esdras y apoyan la idea de que el autor era contemporáneo de él. No se conoce otro candidato más viable. Además, el uso del idioma hebreo y su estilo literario son semejantes a los de Esdras. La última evidencia a favor de él como autor, se encuentra al comparar el principio del libro de Esdras (1:1–3) con la conclusión de 2 Crónicas (36:22–23). Las dos porciones son iguales. Parece que Esdras presenta una continuación intencional de la historia que Crónicas empieza a relatar.
El libro mismo da evidencia de que el autor, quienquiera que fuera, utilizó diversas fuentes históricas para redactarlo. Como escriba, Esdras tendría acceso a ellas y sabría cómo utilizarias. Sin embargo, el uso de otra información no desacredita la inspiración divina. Dios es capaz de dirigir al autor a investigar el material histórico a su alcance para así garantizar la veracidad y valor del mensaje que El quiere revelar a Su pueblo.
En cuanto a la fecha del libro, los sucesos en sí abarcan casi todo el período del Antiguo Testamento, desde Adán hasta la restauración (1–9). La presentación más detallada de la historia se dedica a considerar el tiempo entre Saúl (1051 a.C.) y el decreto de Ciro que permitió al pueblo regresar a Israel y reconstruir el templo (538 a.C.).
Es evidente que ningún autor vivió durante todo ese tiempo para poder contar la historia. El escritor mira hacia atrás para señalar al pueblo de Israel las lecciones de ella. Debió haberlo escrito cerca del final del período contemplado. Lo más probable es que fuera después de que regresó a Jerusalén en 458, aproximadamente entre 450 y 425 a.C.
LA SITUACION HISTORICA
Aunque en las referencias a las genealogías, el libro hace alusión a todo el período del Antiguo Testamento, el enfoque principal es la dinastía davídica sobre Judá (1011–586). Concluye con un resumen del período del cautiverio (606–536).
El énfasis del libro es primordialmente temático y teológico. Por eso, la perspectiva histórica es bastante limitada. Trata solamente de la historia que afecta a la casa de David y Judá, la cual se complementa con los libros de Samuel y de los Reyes.
Políticamente, el período refleja las condiciones existentes durante los reinados de David y Salomón, cuando había poco dominio extranjero, e Israel controlaba toda la tierra alrededor de ellos. 2 Crónicas muestra la influencia creciente de Mesopotamia. El área se vio cada vez más afectada por las potentes naciones del norte y del oriente; primero, por Siria, después por Asiria, Babilonia, y finalmente, por Persia.
En cuanto a la política de la región más cercana, la influencia más notable al principio del período es el mandato de la dinastía davídica sobre Israel. La división de este reino, después de Salomón, resulta en conflictos entre el norte y el sur.
Cuando el pueblo del reino del norte fue llevado cautivo en 722 a.C., la dinastía davídica continuó en el sur hasta 586 a.C. El ambiente político se volvió inestabel a causa de la inconstancia religiosa de la nación del pacto para con su Dios. El libro traza la relación entre estos dos factores a través de la historia.
El relato concluye con la caída de Judá, provocada por su decadencia religiosa. La esperanza de restauración se presenta al escuchar el decreto de Ciro, que les permite regresar a su tierra y empezar de nuevo la reconstrucción del país.
PROPOSITO Y TEMA
Regreso a la Tierra Prometida
Los judíos sobrevivientes después del decreto de Ciro, regresan a su tierra para reconstruirla. La última vez que habían estado en ella, Dios les había castigado y mandado a la cautividad por su infidelidad. Al regresar, el autor quiere asegurarse de que no vuelva a suceder lo mismo.
Por lo tanto, presenta la lección histórica como advertencia y estímulo. La historia demuestra cómo Dios ha controlado las naciones paganas y el destino de Su pueblo; por eso, Israel puede contar con la fidelidad de Dios.
En Deuteronomio 28 a 30, Dios les había dicho exactamente cómo les trataría. Si se sometían a Su autoridad y obedecían las condiciones de Su pacto con ellos, habría bendición. Por el contrario, cuando desobedecieran y se rebelaran contra Su autoridad, habría maldición, disciplina y destrucción. Dios quería que aprendieran de la experiencia de sus antepasados y que se sometieran a El para recibir bendición. Se requiere que el pueblo de Dios sea hallado fiel.
DESANIMO POR LO PERDIDO
Al regresar a Jerusalén y observar las condiciones existentes, el pueblo notó que dos cosas faltaban: el trono y el templo. Por lo tanto, el desánimo abundaría al ver lo que no tenían, las posesiones significativas de su historia que habían desaparecido.
Al observar que el trono faltaba, el autor intenta animarles recordando que aun existía el descendiente de David. Dios había protegido el linaje real de la casa de David. El puede restaurar el rey a su trono cuando El quiera, porque lo mantiene protegido, primero bajo el cuidado del imperio babilónico, y después bajo la autoridad de Ciro Su siervo.
La segunda cosa que se echa de menos, es el templo. El actual no es tan grande y glorioso como el de Salomón. Al fijarse en la diferencia entre éste y el de Salomón que había sido destruido, muchos empezaron a lamentarse. Estaban desanimados. El autor los exhorta a reconocer que el edificio en sí nunca ha sido lo más importante. Así que más bien, deben aprender a apreciar la función del templo como casa del Altísimo y aceptar la presencia de Dios con ellos para dirigir la vida nacional y poder regocijarse en lo que El les ha dado.
Se escribe el libro con el objeto de animarles. El autor quiere dirigir su atención al hecho de que Dios les ha cuidado y les ha traído a su tierra de nuevo. Tienen que reconocer lo que El está haciendo para su bien. Por eso, insiste en lo que ha hecho con ellos para que lo gocen y aprovechen la nueva oportunidad que Dios les da en la tierra.
Con ese fin, y para que se den cuenta de lo que Dios hace, se les da una orientación de la perspectiva divina tocante a la historia de Israel. No intenta esconder sus faltas; son demasiado obvias. Traza la historia de la casa de David desde el punto de vista divino para que aprendan cómo actúa Dios en relación con Su rey.
El relato llega a su clímax con el decreto de Ciro que produce la esperanza de recuperar la presencia de Dios entre ellos y el reestablecimiento del trono de David. Esta esperanza debe producir ánimo en el pueblo para empezar de nuevo y para que sean fieles a su Dios.

DESCUIDO DEL TEMPLO
A través de todo el libro se insiste en la posición vital que el templo ocupa en la historia de Israel. En parte, éste énfasis se debe a la orientación sacerdotal del autor. Sin embargo, se debe también a que el interés en el templo y en sus actividades es un síntoma de la conditión espiritual en que se encuentra el pueblo y de su relación con Jehová, quien reside en el templo.
Al señalar los aspectos del reinado de David que explican la grandeza del rey que era “conforme al corazón de Dios”, enfatiza que uno de los elementos de mayor importancia fue su actitud en cuanto a la construcción del templo. En los últimos años de su reinado tenía el deseo ferviente de construir esta casa para su Dios.
Se hace referencia al reinado de Salomón también, no porque fuera un rey dedicado totalmente a Dios, sino por su importancia en la edificación del templo (1–9). A pesar del énfasis que se da a la gloria de Salomón, seis de los nueve capítulos giran alrededor del templo. Se observa claramente que después de la muerte de Salomón, la nación abandonó el templo y la adoración a Jehová. Entonces, las guerras empezaron a arruinar el país.
LA IMPORTANCIA DEL TEMPLO 2 CRONICAS
1–9
* 10–36
EXALTACION DE SALOMON
* DEGENERACION DE JUDA
TEMPLO CONSTRUIDO
* TEMPLO DESTRUIDO
TEMPLO DEDICADO
* TEMPLO PROFANADO
REINADO DE SALOMON
* RUINA DE JUDA
El autor de Crónicas evalúa cada rey en relación con el templo, que era el centro del poder espiritual de la nación. En esencia, pasa por alto el reino del norte debido a su religión falsa y su rechazo del templo en Jerusalén. Se concentra en el sur, especialmente en aquellos reyes que hicieron lo correcto, ya fuera por su interés en el templo o por sus reformas espirituales. Cuando el pueblo abandona a Dios, El les quita Su bendición.
El relato histórico termina con el edicto para la reconstrucción del templo, que representaba la presencia de Jehová entre ellos y que servía como un recuerdo continuo de la posición privilegiada que tenían frente a Dios. Así que este comentario final no representa nada más un dato histórico interesante; sino que hace sonar una nota profética para dar esperanza al pueblo. El linaje davídico, el templo y el sacerdocio, todavía les correspondía. Dios no los había abandonado.
TRES PROPOSITOS DE CRONICAS
* EXHORTARLES A LA FIDELIDAD
* ANIMARLES A CONFIAR EN DIOS
* SEÑALARLES LA IMPORTANCIA
DE RESPETAR EL TEMPLO
Dios exige lealtad de Su pueblo y especialmente de su rey. La historia de Israel demuestra que cuando el rey andaba bien, el pueblo le seguía. Los reyes son culpables por haber dirigido los pasos del pueblo hacia la infidelidad.
Los libros de Crónicas presentan un relato interpretativo de la historia de Israel. La base de la evaluación es la fidelidad a Jehová. Cuando el rey es fiel, el pueblo prospera; cuando el rey abandona a Dios busca a otros dioses, o trata de imitar al mundo, es juzgado y castigado. Al regresar a la tierra y principiar de nuevo, los israelitas deben aprender esta importante lección que les da la historia. Dios exige fidelidad. Si confían en El y obedecen Su Palabra, pueden estar seguros de que gozarán de la bendición de Dios.
ORGANIZACION DEL LIBRO
1 Crónicas empieza con nueve capítulos dedicados principalmente a las genealogías más significantes de la historia de Israel. A través de ellas, se observa la importancia de los linajes de los levitas y de David. El resto de la historia gira alrededor de ellos (1–9). Al llegar al reinado de David, el rey elegido por Dios (10–29), se señalan los aspectos de su mandato, que explican la grandeza de aquel que era conforme al corazón de Dios: su relación con el arca (13–16), con el pacto (17–20), y con el templo (21–29).
2 Crónicas continúa la historia donde termina 1 Crónicas. Después de demostrar la gloria que alcanzó Salomón por su interés en la construcción del templo (1–9), traza la degeneración de Judá, mencionando los pocos períodos alentadores de reformas, pasando por los descendientes de David hasta llegar al último rey, quien presenció la caída de Jerusalén (10–36:14). El libro termina con el rechazo de los reyes de Judá y la destrucción de la ciudad (36:15–21). Sin embargo, establece la esperanza para el futuro al referirse al decreto para la restauración de Judá (36:22–23).
1–2 CRONICAS
GENEALOGIAS DEL PUEBLO DE DIOS
1 CRONICAS 1–9
REINADO DEL REY ELEGIDO DE DIOS
1 CRONICAS 10–29
Reinado De Salomon
2 CRONICAS 1–9
REINADO DE LOS DEMAS REYES
2 CRONICAS 10–36:14
RECHAZO DE LOS REYES DE JUDA
2 CRONICAS 36:15–21
RESTAURACION DE JUDA DECRETADA
2 CRONICAS 36:22–23
GENEALOGIAS DEL PUEBLO DE DIOS 1–9
Crónicas empieza con la presentación de la genealogía de Israel desde Adán hasta el período de la restauración. Los propósitos del autor se identifican al observar las familias que reciben mayor atención.
Linaje del Rey Elegido por Dios 1–3
Desde Adán Hasta Israel. Cap. 1
La lista pasa rápidamente por las personas responsables del establecimiento de las naciones, hasta llegar a Abraham (1:1–27). Se le da mayor énfasis al linaje de Abraham que a los demás. Sin embargo, los hijos de Abraham en general se presentan en forma superficial para llegar luego a la familia de Israel, mejor conocido como Jacob, quien es la fuente específica de la nación (1:28–54). Aparentemente, se elige el nuevo nombre dado por Dios a Jacob para hacer resaltar la importancia de Israel en este cuadro.
Desde Israel a David. Cap. 2
De todos los hijos de Israel, se elige la familia de Judá para un estudio más detallado. Al finalizar la presentación de la familia de Judá, el camino está listo para considerar al hijo más prominente de esta familia, David, el elegido de Dios para servir como rey sobre Su pueblo. A través del resto del libro, ei estado de la nación descansa en los descendientes de esta familia.
Desde David al Cautiverio. Cap. 3
Después de presentar los antepasados de David, el autor se dedica a observar más de cerca a sus descendientes. Le interesan tres aspectos especiales del linaje de David: primero, presenta a todos sus hijos (3:1–9); después, traza la línea de sus descendientes que reinaron sobre Judá (3:10–16).
Finalmente, presenta a los descendientes de Jeconías, mejor conocido como Joaquín, a quienes considera los here-deros legítimos del trono. Probablemente, los presenta para demostrar que durante todo el cautiverio siempre había existido un heredero con derecho a reclamar el trono de David. Por lo tanto, afirma que la promesa de Dios de preservar el trono davídico está firme (3:17–24).
Linaje del Pueblo de Dios 4–7
A continuación, presenta un resumen de las genealogías de las doce tribus. La importancia de la tribu de Judá se observa por su colocación al principio de la lista. Es posible que se incluyeran estas listas para facilitar a las familias que regresaban, la identificación de su origen a fin de que demostraran su derecho a heredar la tierra.
Descendientes de Judá 4:1–23
Descendientes de Simeón 4:24–43
Descendientes de Rubén 5:1–10
Descendientes de Gad 5:11–22
Descendientes de Manasés en el este 5:23–26
Descendientes de Leví 6:1–81
Descendientes de Isacar 7:1–5
Descendientes de Benjamín 7:6–12
Descendientes de Neftalí 7:13
Descendientes de Manasés 7:14–19
Descendientes de Efraín 7:20–29
Descendientes de Aser 7:30–40
El interés especial del autor en el sacerdocio se nota por el énfasis que da a la línea genealógica de Leví (6:1–81). Señala específicamente el linaje de Aarón (6:1–15) y las funciones asignadas a todas las familias levíticas.
Linaje del Rey Escogido por el Pueblo 8
Al terminar las genealogías de las doce tribus, describe más detenidamente el linaje de Benjamín, tal vez por su identificación con Judá en el reino del sur y porque fue la única tribu que no se apartó de Dios. Es probable que le dedicara atención especial también por su relación con Saúl, el primer rey de Israel.
La presentación ampliada de la familia de Saúl en medio del estudio del linaje de Benjamín indica el reconocimiento especial que da al primer rey de Israel. Parece haber un intento de identificar su descendencia para que no se olvidaran de él.
Después de todo, aun con todas sus faltas, Saúl había sido el originario del establecimiento de la monarquía. Si se hubiera mantenido fiel a Jehová, El habría confirmado su trono sobre Su pueblo. Sin embargo, sabiendo desde el principio cómo resultaría este reinado, decidió que Judá fuera la fuente de Su rey elegido (Génesis 49:8–10).
Restauración del Pueblo en Jerusalén 9:1–34
Al concluir los informes genealógicos, se identifican las primeras familias que regresaron de la cautividad. La mayoría eran descendientes de Judá, Benjamín y Leví, lo que resulta lógico, debido al hecho histórico de que la mayoría de los que volvieron, venían de Babilonia, adonde fueron llevados después de la caída de Jerusalén, donde radicaban esas tribus en especial.
Además, la presencia predominante de representantes de las tribus de Judá, Benjamín, y de la familia sacerdotal, apoya la tesis del autor de que ellos eran los responsables del estado espiritual del pueblo. Al andar fielmente con Dios, el pueblo los seguía, pero de la misma manera, cuando se apartaban, les seguían en su pecado. Sin embargo, también menciona representantes de las otras tribus.
Aunque no se observan muchos detalles en cuanto al ministerio de los líderes religiosos del pueblo, el autor quiere señalar que se esforzaban por cumplir sus responsabilidades fielmente. Comenta que los sacerdotes fueron hombres eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios (9:13). Se nota que había suficientes hombres para realizar adecuadamente las responsabilidades de servicio en el templo.
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